Política

La UVA de Hortaleza sale a concurso

La Comunidad de Madrid está en proceso de adjudicación de un concurso público de 2,5 millones para acondicionar la UVA de Hortaleza: el próximo será para levantar 137 viviendas

Una retroexcavadora en el centro de la UVA de Hortaleza / Alberto Pozas

Madrid

La UVA de Hortaleza, en el noreste de Madrid, nació en 1963. Una montonera de viviendas prefabricadas pensadas para hacer frente a diversas necesidades de la época: erradicar el chabolismo, alojar a gente llegada de pueblos cercanos e incluso dar cobijo a gente cuyas casas habían sido expropiadas en otras zonas de la capital. Más de cincuenta años después, y tras varios planes de urbanización y sentencias judiciales, la Comunidad de Madrid se propone cambiarle la cara al barrio de forma definitiva: construir más de un centenar de viviendas y realojar a las familias que tengan derecho a ser realojadas. 

Sobre el papel, esto se traduce en voluminosos contratos que después de muchas idas y venidas dependen en la actualidad de la Agencia de Vivienda Social, dependiente de la Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras. En estos momentos un contrato de dos millones y medio de euros está en fase de adjudicación para, a grandes rasgos, acondicionar la zona: pavimentar, sanear, abastecer y regar para que próximamente la Comunidad pueda licitar el contrato definitivo. La construcción de un centenar de viviendas con comercios y plazas de aparcamiento y despedirse de la UVA de Hortaleza.

La imagen que uno se encuentra cuando llega a la UVA en cualquier caso no tiene nada que ver con lo que dicen los contratos. Una retroexcavadora aparcada frente a un parque infantil. Una pala excavadora donde antes había una casa. Viviendas que se mantienen en un equilibrio precario porque las máquinas han tirado el piso de abajo en nombre de una orden judicial. Un vistazo rápido a la UVA de Hortaleza cuenta una historia completamente distinta de la que cuentan los pliegos administrativos de los contratos que dibujan su futuro. 

Isabel Pinilla, directora de la Agencia de Vivienda Social, explica a la Cadena SER que el objetivo es haber terminado las obras antes de que termine la legislatura: "La remodelación contiene edificios nuevos, con locales, con plazas de garaje y con equipamientos y zonas verdes nuevas", explica. También ofrece los números de la UVA de Hortaleza: del total de 1.104 viviendas construidas en un primer momento se han realojado 706 familias con derecho a ello. "En esta primera fase terminaremos unas 137, y en la segunda fase la totalidad hasta realojar a todos los que tiene derecho", asegura. Algunas de estas casas, las del centro del barrio, tiene una protección especial y por tanto deben ser rehabilitadas. Ahí no se puede meter la piqueta. 

Desde los años noventa, la remodelación de la UVA ha ido pasando de administración en administración hasta acabar en la Agencia de Vivienda Social, antiguo IVIMA: "Se hizo como respuesta a la inmigración que venía del campo, para dar respuesta a esa gente que venía a Madrid a trabajar y con las perspectivas de una nueva vida, con un fin transitorio y temporal", explica la directora general. 

"El tiempo pasa y todo son largas"

El caso de Lola no viene descrito en ningún plan urbanístico. Sus padres llegaron a la UVA de Hortaleza en 1963 después de haber sido expropiados en Fuencarral. Ahora vive con su pareja y dos niños de siete y trece años, y ya ha conseguido paralizar dos intentos de derribo por orden de un juzgado. Ahora espera a que el Tribunal Constitucional se pronuncie. No tiene derecho a realojo: le faltan tres meses de empadronamiento. 

"Este es mi barrio, he vivido aquí toda la vida. Somos los que hemos vivido en estos agujeros durante cincuenta años, y hemos hecho una casa en un sitio prácticamente inhabitable". Cuarenta y un metros cuadrados donde hacer un arreglo de cualquier tipo es misión imposible: "Eso el día que no salen ardiendo los cables de la luz, o te tiras dos días sin poder usar el agua porque sale marrón... y suma y sigue", nos cuenta

A la iglesia de la UVA le falta la campana. Algunos cuelgan un cartel: "Casa habitada por vecinos", para evitar que se la 'okupen' o se la tiren abajo. A menos de cien metros, los pisos nuevos de más de quince plantas donde están realojando a los vecinos que tienen derecho: "Esos son los últimos realojos que han hecho, yo no puedo hacer nada, hay que cumplir los requisitos que ellos te piden", cuenta Lola. 

La retroexcavadora permanece aparcada en un parque infantil. En algunos bloques el concepto de vecinos 'pared con pared' ha desaparecido después de que varias casas hayan sido derribadas: "Avisan a los bloques cuando les van a realojar, a los que tengan derecho a irse. He visto echar a familias con seis niños sin ningún remordimiento, estés 'okupando' o no, un día se te cae la casa encima. Es inhumano", sentencia. 

Desde la Agencia de Vivienda Social, Isabel Pinilla asegura que la Comunidad de Madrid está estudiando "cada caso" para intentar ofrecer alternativas habitacionales a los vecinos de la UVA de Hortaleza que, como Lola, no tienen nada claro dónde van a pasar la noche cuando dentro de unos años la nueva vida de su barrio no incluya a su familia. "El tiempo pasa y todo son largas, nada por escrito y seguimos igual, siguen echando a gente".  

Secuestrados en su propia casa

Juan Cruz viene del barrio vecino, de Manoteras, y forma parte de la Asociación de Vecinos. Apunta a las administraciones públicas: "No se han sentado a buscar la solución y tendrían que haberlo hecho hace 30 años", asegura. Conoce de cerca el caso de la UVA, y también el de Manoteras, con bloques de pisos en situación similar: "Son barrios que crecieron en una época en la que llegó muchísima gente, nuestros padres los inauguraron, ahora son ancianos y necesita ya una respuesta".

Cruz asegura que en Manoteras las condiciones de las viviendas no son las adecuadas, y que es necesario un acondicionamiento: "Ahora mismo hay personas ancianas abandonadas. En Hortaleza son infraviviendas y aquí un quinto sin ascensor, secuestrados en su propio domicilio y con una calidad de vida pésima", explica. 

 
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