Disfrutad del descanso

Palencia

Leo una noticia en la que se detalla que los niños españoles juegan cada vez menos y a menudo peor. Al tiempo, un subtitular que acompaña la información señala que la falta de tiempo es la principal causa por la que los padres y madres españoles no juegan con sus hijos.

Parece que los niños en muchas más ocasiones de las deseables pasan el tiempo solos, sin relacionarse con otros chiguitos y casi siempre encerrados en casa. Triste panorama, pienso. Triste, sobre todo, para alguien que, como yo, pudo disfrutar de pandillas infantiles y de juegos callejeros.

Para nosotros jugar al escondite o al balón en la Plaza Mayor, en El Salón o Los Jardinillos era tan común como ahora un crío pueda repantingarse en el sofá y manipular su consola con un videojuego.

Entonces también habilitábamos la puerta de casa o el trayecto de ida y vuelto al colegio -al que íbamos solos- como escenarios de recreo y enredo. No quiero decir con esto que aquello fuera mejor que lo que hoy ocupa a gran parte de la infancia en su tiempo de ocio. Pero ahora, el avance de la cultura urbana y el juego supeditado en multitud de ocasiones a las actividades extraescolares son causas por las que posiblemente los niños hayan visto modificados sustancialmente sus pasatiempos y sus hábitos de esparcimiento.

Pero, por medio, estamos los padres. Y dicen los expertos que jugar con los niños al menos quince minutos diarios le hace muy bien a todo el mundo. A los padres les permite conocer mejor a sus hijos y es una buena forma de ilustrar comportamientos y valores que les serán de gran utilidad en el desarrollo personal de los peques. Y a los niños les da la oportunidad de suscribir nuevos aprendizajes en cuanto a la condescendencia, la solidaridad o el fomento de la imaginación, de la que parece estar tan falto nuestro futuro.

Seguro que muchos de ustedes aprovechan unos días de asueto a partir de mañana miércoles. Pues bien, si optan por la playa o la montaña hagan de sus hijos unos sagaces detectives del medio ambiente explorando todas las evidencias de la naturaleza, y no se limiten tan solo a disfrutar en su rostro del aire o los rayos de sol. Y si manejan la alternativa de no viajar y quedarse, vivan sus propias performances en el ámbito doméstico con los más pequeños: seleccionen algún experimento casero con aquello que les rodea jugando con sus sentidos, hagan alguna travesura disculpable o pongan a prueba sus habilidades culinarias improvisando platos imposibles en la cocina. Les dará la oportunidad de alejarse de las prisas y los agobios de los días laborales y podrán disfrutar de buenas conversaciones en familia.

¡Nos hace tanta falta hablar y comunicarnos!