La extensión del fenómemo
Jueves Santo / CADENA SER
Córdoba
Cuando desde un barrio teóricamente no cofrade se escucha una banda de cornetas y tambores es que algo está cambiando. O bien un vecino animoso ha decidido emocionar al resto del bloque con su selección musical –a menudo acompañada de ambientación vía incienso- o es que ahora las cofradías pasan por lugares donde antes no pasaban. La extensión del fenómeno es una realidad.
Así que Doctor Fleming se convierte en escenario de racheo de costaleros, con sus coches amontonados, sus acerados antiguos y sus gorrillas quitándose el sombrero al paso de La Cena, que encara ya su camino a la Mezquita Catedral. Hay una frontera en los barrios, como si de otra realidad se tratara. Por eso sigue por el momento siendo extraño captar desde los bloques de la Avenida del Aeropuerto la imagen de un paso, bajando por Damasco (Siria), desde Costa Sol (Málaga), donde el 7 sigue parando día tras día. Vistos desde arriba, los pasos tienen cierto aire terrenal, al contrario de lo que ocurre cuando los vemos contrapicados, entonces en cierta medida sobrecogen.
La bulla, el gentío, se hace notar ya al atravesar el Alcázar Viejo, hoy sin procesiones, a excepción de los turistas que se desmarcan para ver los patios o Caballerizas Reales. Se complica el paseo en Amador de los Ríos, de bello nombre y fondo colapsado ante la llegada de La Cena que al girar se enfrenta a la Mezquita Catedral repleta de pacientes ciudadanos. “Va mucha gente ahí arriba”, bromea un abuelo a su nieto mientras uno imagina esa esquina llena de palcos, sillas y unidades móviles de televisiones llevando a Córdoba a todos los rincones del mundo, afán de mejora de los datos de turistas, pernoctadores o no. Entonces, ¿también llamarán solo Catedral a la Mezquita Catedral?
La Cena llegando a la Mezquita Catedral / CADENA SER
La Cena llegando a la Mezquita Catedral / CADENA SER
El paso hacia el norte se hace complejo, así que mejor rodear por la Ribera. Allí, sorprende ver El Esparraguero junto al río, en un atardecer que viste de celestes y naranjas los fondos donde se siluetea este cristo mexicano, con melena al viento, que bien lleva Currito tras una levantá que lo sitúa frente a la Puerta del Puente, donde hoy no hay violinista. La gente se agolpa en los costados del Centro de Recepción de Visitantes que seguramente habrá repartido decenas de folletos en esta jornada festiva. No hay foto limpia ahí, en todas las fotos salen ya otras fotos: las que hacen quienes están delante de ti, sean costaleros, hermanos, hermanas, foráneos o locales. ¿Dónde irán todas esas fotos mal hechas, a qué grupo de Whatsapp se enviarán, cuántas serán descargadas?
El Esparraguero a su paso por la Puerta del Puente / cadena
El Esparraguero a su paso por la Puerta del Puente / cadena
A esa hora cercana a las siete y media de la tarde se encuentran en el entorno de la Mezquita Catedral tres hermandades. Las mencionadas de La Cena y El Esparraguero y La Caridad, “la de los Legionarios”, según me responde un joven que lleva a su hija a hombros. Esquivo los atajos, que primero tomo erráticamente pensando en que me llevarán a algún lado, pero siempre acaban en cuello de botella. En el camino, asombra ver cómo se come entre horas estos días: no solo pipas, sino helados, bocatas, patatas fritas, refrescos y sucedáneos… Constantemente se come, como si la ciudad fuera un avituallamiento interminable con su rastro para gloria de la bolsa de trabajo de Sadeco.
Legionarios / CADENA SER
Legionarios / CADENA SER
Al Potro se llega tras entender en la Ribera la fiesta que celebramos: la llegada de la primavera, en forma de azahar, gintonics, tartas y perfumes. El Jueves Santo es un día de disfrute generalizado, salvo para quien cumple penitencia; o en cierta medida también por aquello del perdón de los pecados. Nadie hace cola en el Museo Julio Romero de Torres, y mañana viernes abre a pesar de los pesares y los amagos de plante del plantel. La calle Armas nos lleva pacíficamente a la Corredera, con tráfico denso pero fluido. En la plaza se vive ajeno a lo que a tan solo unos metros en Capitulares ocurre, de nuevo la bulla: el guiri que sonríe medio asustado, el padre que perjura que nunca más se irá a la calle con el carrito del bebé, ni con el bebé tampoco, los jóvenes que descargan adrenalina empujándose las hormonas hasta el infinito contraponiendo la inercia y el rozamiento, el periodista que saca el micrófono para aligerar el paso hacia el siguiente paso. Y es que frente al Ayuntamiento está María Santísima de la Esperanza de Córdoba.
Hermandad de El Caído en calle capitulares Jueves Santo / CADENA SER
Hermandad de El Caído en calle capitulares Jueves Santo / CADENA SER
Foto, sonido y esperanza en que Alfonso XIII sea un páramo para llegar a la radio. A esa hora El Nazareno ya ha salido de carrera oficial y Las Angustias apura su última hora antes de partir de San Agustín, pasando por la plaza reformada con busto polémico del gran Ramón Medina.
Justo en la esquina de García Lovera hay un puesto ambulante de arropías donde un niño duda entre corneta o tambor mientras su madre no quiere mirar y el tendero repone el azúcar y el colorante para el algodón rosa.
Puesto ambulante de Arropías / CADENA SER
Puesto ambulante de Arropías / CADENA SER
La carrera oficial era aquello que quedaba entre Claudio Marcelo y Las Tendillas, triste y sola de apoyo como un cuadro al que ya nadie mira porque lo han puesto junto a otro más famoso. Junto a la radio, el espacio artístico Combo se ha convertido en un improvisado comedor del bar de la esquina, casi sin poder preverlo, como se contagia una varicela, por simple contacto, por la extensión del fenómeno, sea cual sea.
Combo / CADENA SER
Combo / CADENA SER
