¿Es geográfico el problema de la Universidad española?

Fernando González del Valle: ¿Es geográfico es problema de la Universidad Española?
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Alcázar de San Juan
Sí, sí, geográfico. Y no porque la vieja piel de toro no sea propicia para ubicar los centros de estudio universitario. No porque la fecunda tierra española, reconocida desde hace milenios por sus vides, olivos, cereales, frutales, esté sembrada por la sal de la incapacidad intelectual. No. Tenemos la misma argamasa para producir intelectuales, científicos, artistas, ingenieros, médicos que cualquier otro país.
No. El problema geográfico es de dispersión. Hemos dispersado las facultades, las escuelas, las propias universidades por todos los rincones de España. La máxima ha sido que cada ciudad, que cada pueblo, que cada villa tuviera su propio trozo de Universidad en cada una de las diecisiete comunidades autónomas y de sus dos ciudades autónomas.
¿Dónde se pone la escuela de ingeniería industrial? En la ciudad C. Pero entonces, la facultad de medicina la pondremos en A, para que no protesten los de A, aunque haya otra en B en la misma autonomía… Bueno, que hayan ¡dos o tres facultades de medicina por autonomía! Si es posible que la Facultad de Química no esté en la misma ciudad que la de Bioquímica. ¿Y dónde ponemos Derecho? Fácil, en cada capital de provincia.
Si una sola de las autonomías españolas durante los últimos años hubiera concentrado sus escuelas y facultades en un único punto geográfico, al menos atendiendo a las distintas esferas del conocimiento, hubiera tenido mucho más éxito en el ranking de universidades europeas. Pero es más fácil repartir facultades, repartir hospitales, repartir estaciones de AVE, repartir todo de forma uniforme para que el mapa de lo repartido se corresponda lo mejor posible con el mapa físico del país.
Dicen que una de las características de la inteligencia es saber demorar la recompensa si esta es mayor al final. Nuestra sociedad y nuestros padres de la patria han preferido un placer inmediato que uno mayor demorado en el tiempo. La recaudación de réditos sociales y políticos a corto plazo ha sido la culpable de que se haya recortado la dotación pública a la investigación, a la ciencia y a la innovación, áreas que tardan décadas en dar frutos. Por eso la estrategia repartidora ha sido pan para hoy y hambre para mañana. No se debe trocear los templos del conocimiento por toda la geografía española si queremos que nuestra querida España resurja algún día de su atraso académico, de su estancamiento productivo y de su déficit de sacerdocio científico. Los padres de la patria, como los buenos padres de familia, deberían orientar todas sus medidas al éxito de sus hijos, más que al de ellos mismos, pensar en quince o en veinte años más que en solo cuatro.
Fernando González del Valle




