¿Cuánto dura el olvido?
A Coruña
Escribió Neruda: “Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido"... El olvido dura exactamente 364 días que es lo que tarda Facebook en recordarte su cumpleaños. Un poco más si es año bisiesto. Después escribes una felicitación sin ingenio para que todo regrese al punto anterior y los buenos recuerdos se convierten en una película borrosa y sepia. Así es como las redes sociales, también, han revolucionado los tiempos del olvido. El olvido, ese mecanismo que habíamos creado para no sufrir permanentemente por los mismos asuntos, se ha quebrado.
Imaginen recordar cada día los momentos más puñeteros de su vida. La muerte de su primera mascota, la niña de clase que les traicionó besando a un niño un curso mayor, el día que se hicieron pis encima, el espantoso ridículo de aquella borrachera. Puede que a alguno le haya sucedido todo el mismo día. Hay cosas condenadas a instalarse en el olvido para hacernos la vida más fácil. Hasta ahora, por ejemplo, jamás se había visto la imagen de dos señoras sentadas en el banco del parque charlando sobre cuánto le dedica la propuesta presupuestaria de la Marea a este barrio o aquel otro ni comentando el interés del PSOE en recibir el documento en euros y en libras y en hojas más gordas. Hasta ahora todo esto formaba parte dela estructura invisible del mundo y constituía un mero trámite. Era una especie de realidad paralela que venía a asomarse a nuestras vidas una vez al año, un par de semanas como máximo con las alegaciones. Pero algo cambió y nuestra vida se ha vuelto tan intensa como un poema de Neruda. Todo es vital como en una telenovela peruana con luchas familiares, apariciones estelares y enganchones en Twitter. Es triste porque hace que parezca que el derbi del sábado no tiene una rivalidad a la altura.
Ser político no es fácil. A veces tus intereses y los de tus votantes no van por el mismo camino y tú tienes que fingir que sí y vender las decisiones que van contra ellos como “decisiones difíciles, duras, pero necesarias”. Les sonará porque llevan legislatura y media escuchándolo. Como escribió el historiador Tony Judt, hubo un tiempo en el que “ser duro consistía en soportar el dolor, no en imponérselo a los demás.”
En fin, decía que parece ser que mañana,en la víspera del partido, como en un gesto que pretende reconocer la gloriosa capacidad de distracción del fútbol, todo se arreglará. El presupuesto agota su último capítulo y, tras él, volverá a estar callado, como ausente y, con suerte, solo regresará una vez al año, cuando nos lo recuerde Facebook.
