¿Comemos genes?

Valencia

Son unos grandes desconocidos, aunque creamos lo contrario. Conocer qué rodea a los alimentos es algo que va más allá de las etiquetas y supone un reto no solo para la ciencia, también para el consumidor. Además, de los transgénicos tal y como se conocen, parece ser que hay otras maneras de que aparezcan genes foráneos en nuestra comida. “Salvo en la sal o el agua, en cualquier otro alimento están presentes. Somos organismos heterótrofos y, por tanto, todo lo que comemos debe haber estado vivo. Un organismo vivo tiene genes. Y no solamente ingerimos genes de lechuga, tomate, vaca o cerdo, sino que también hay que tener en cuenta la presencia de virus y bacterias, cuyos genes también los comemos”, afirma José Miguel Mulet, bioquímico, investigador en el CISC y autor del libro Comer sin miedo.

 A la vista de todo esto, la agricultura ecológica, debido a la utilización de insecticidas y abonos biológicos como el compost, multiplicaría la presencia de genes foráneos en nuestra comida. “La agricultura ecológica tiene más riesgo de contaminación biológica, como señalan la mayoría de informes de seguridad alimentaria (EFSA-European Food Safety Authority) , esto quiere decir que estas consumiendo muchas bacterias, y por supuesto, con sus genes. Lo cual no es un problema de por sí, salvo que algunas de estas bacterias son patógenas y causan problemas de salud. La anécdota es que el único maíz OGM que se siembra en España tiene un gen que viene de una bacteria, el Bacillus thuringiensis, que se encuentra de forma natural en el suelo. Además, esta bacteria está autorizada para ser usada como insecticida natural en agricultura ecológica, por lo tanto el transgen de maíz lo están ingiriendo los que consumen agricultura ecológica, sin ningún problema”, señala Mulet.

 La presencia de un alto número de microbios en nuestros alimentos es un hecho. ¿Como se podrían diferenciar los microbios que provocan graves enfermedades como salmonelosis o la listeria de aquellos puestos intencionadamente como los presentes en yogurt, queso o vino? “Si no son patógenos, no hay ningún problema. De hecho muchos productos como los que se mencionan, se basan en la presencia de microbios, y otros muchos, el café, el té o el chocolate también son alimentos fermentados, es decir, que generalmente se producen por la acción de microorganismos. Obviamente no puedes ni debes distinguir si los microorganismos de tu alimento son patógenos o no. El que te vende y el que produce el alimento que compras son los que deben garantizar su seguridad, y eso incluye que esté libre de microorganismos patógenos, no hace falta que vayas a hacer la compra con un microscopio”, finaliza el bioquímico.