Cuenca en primavera a través de los textos literarios de grandes autores
Cuenca, cierta y soñada, capricho de la Naturaleza (La Primavera). Con este título, José Vicente Ávila hace un recorrido en este programa por los espacios urbanos y naturales de Cuenca y su entorno a través de los textos literarios de autores que se han sentido inspirados por la ciudad
Cuenca
José Luis Coll, Basiliso Martínez Pérez, Eduardo Zomeño, José Ortega Munila (padre de Ortega y Gasset), Manuel Real Alarcón, Raúl del Pozo, Guillermo Cabrera Infante, Sánchez Alisenda, Federico Muelas o Miguel de Unamuno fueron algunos de los escritores que describieron a Cuenca en primavera.
Paginas de mi desván. Cuenca en primavera
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Miguel de Unamuno en su “Cuenca Ibérica”: “Cuelgan las viviendas de Cuenca sobre las hondonadas de los ríos, y es como si la ciudad fuese borbotón de los entresijos de la tierra ibérica; casas desentrañadas y entrañables que se asoman a la sima. Y todo, el caserío y el terreno, paisaje natural”.
Sánchez Alisenda en el “Viaje de dos sacerdotes por Europa”, dice no saber "dónde acaba la geología y comienza la obra del hombre; si son las casas las que se asientan sobre la roca o es la roca la que aúpa las casas. Llega un momento en que te sientes aprisionado por los farallones. Te liberta el cieloque columbras arriba, los huertos y jardines que se despeñan desde lo alto y las yedras frondosísimas que se pegan a las rocas, erosionadas en formas vivas, casi con color humano”.
Guillermo Cabrera Infante, Premio Cervantes como otros escritores prendados de Cuenca, se asomó una primavera a la Hoz del Huécar desde San Pablo para escuchar el canto del ruiseñor. ¡Qué tremenda sensación e ilusión sintió! Ese día contó, emocionado, que "hacía más de veinte años que no me despertaban los pájaros".
Raúl del Pozo, en la “cólera de Cuenca” de tantas sinrazones, nos recuerda el esforzado trabajo de los hombres serranos: “Los conquenses abrieron carriles, caminos, vías de agua, puentes, por ese infierno de riscas, por esa jungla de enebros y sabinas. Los gancheros bajan por el Júcar los pinos. Nuestros abuelos correteaban. Avanzaban por la vereda los ganados hacia Extremadura o la Andalucía, desafiando el nevazo y la escarcha”.
José Ortega Munila, padre de Ortega y Gasset, hizo una de las primeras descripciones de la ciudad en el siglo XIX: “Las casas se agarran unas a otras, por no despeñarse en aquel plano inclinado, y las hay con tantos pies de altura como siglos de antigüedad. Tiene la ciudad también su lado bello y poético, y es éste, aquel en que dos ríos celebran su himeneo y siguen ya unidos, y ya ensanchando su caudal, como acontece a los esposos humanos".
José Luis Coll cantaba a la Luna conquense casi con ojos de niño: Eres tú, Luna de Cuenca, quien me agradas, con tu blanco silencio y tu luz blanca de espectro sonriente, y te posas en nuestras plazuelas de piedra y hierro; o cuando asomas tu brazo de doncella por un alto callejón; o cuando juegas al corro con los niños que juegan al corro; o cuando montas sobre el Júcar y el Huécar, saltarina y rutilante, iluminando el fondo del cauce y a los peces que te llevan sobre el lomo; o cuando bailas sobre los tejados oscuros, la ciudad de los gatos, desde elCastillo --¡Cuenca hidalga!-- hasta los barrios del tren --¡Cuenca llana!--, y yo te miro desde mi Cerro de San Cristóbal, sentado en una piedra de sueño, a una hora en que mi alma desea otras cosas y tu luz, Luna de Cuenca”.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...