¿Se puede prevenir la muerte súbita en el deporte?
Se estima que en España se producen entre cien y doscientas al año. Los expertos señalan que el reconocimiento médico previo a la práctica deportiva es fundamental

Valencia
“Cuando me desperté de la parada, fui consciente de la gravedad de aquello que me había pasado en el campo. El médico de la UCI me dijo que iba a salir de esta y lo primero que le dije fue: ¿Entonces mañana puedo volver a entrenar?” Miguel García, exjugador de la UD Salamanca tras la negativa del doctor sospechó por primera vez que su carrera había terminado. El 24 de octubre de 2010 murió y volvió a nacer tras sufrir un paro cardíaco en el partido entre el que entonces era su equipo y el Real Betis. “Me desplomé y desperté en el hospital. No me acuerdo de nada”, admite.
Según datos del Registro Nacional de Muerte Súbita en el Deporte realizado por la Sociedad Española de Medicina del Deporte, se estiman que se producen al año entre 100 y 200 muertes súbitas en España. Se dan de forma más frecuente en deportes como el fútbol, el running o el ciclismo. “La muerte súbita del deportista, por definición, se produce durante la realización de actividad física. Pero cuidado, el ejercicio es el desencadentante del episodio mortal, pero no es el causante del mismo. La causa se debe a las circunstancias patológicas que presenta el sujeto. Por lo tanto, una persona sana no tiene riesgo de presentar muerte súbita en la práctica de actividad física”, afirma Pedro Manonelles, Presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED) y Director de la Cátedra Internacional de Medicina del Deporte de la UCAM. La prevalencia es mayor en el hombre que en la mujer en una proporción 10 a 1. “Hay muchísimos más hombres practicantes de actividad física que mujeres, pero aun teniendo en cuenta esta diferencia la desproporción es muy grande y se desconoce la razón de esta circunstancia”, destaca Manonelles desde SEMED.
Que un futbolista joven, aparentemente sano y con un buen estado de forma, muera de esta forma es sorprendente, pero no deja de ser algo habitual. Casos como el de Antonio Puerta han marcado un antes y un después en el mundo del fútbol y del deporte en general. Tras desplomarse en el césped del Sánchez Pizjuán (primera jornada de la temporada 2007/2008) el joven sufrió múltiples crisis cardiacas. El sevillista, de 22 años, murió en el hospital tres días después. “El caso de Antonio ha servido; ha aumentado la presencia de desfibriladores en los campos de fútbol. En mi caso, el médico del Salamanca compró el desfibrilador. Tuve la suerte de que lo tenía y funcionaba. Me lo tuvieron que poner dos veces. A la segunda reaccioné”, comenta Miguel García.
La principal causa de la muerte súbita es una arritmia cardiaca llamada fibrilación ventricular, que “hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada, por lo que deja de latir. La víctima pierde en primer lugar el pulso, y en pocos segundos, también el conocimiento y la capacidad de respirar. Si no recibe atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de unos minutos. Las medidas de reanimación cardiopulmonar pueden conseguir en muchos casos que la arritmia desaparezca y el paciente se recupere. Si por fortuna sucede esto, estaremos ante una 'muerte súbita reanimada’”, la que al parecer sufrió Miguel, explica la cardióloga Catheline Lauwers Nélissen, del Hospital Clínico de Valencia.
Estudios como Causas de muerte súbita asociada al deporte en España, publicado por la Revista Española de Cardiología, ponen también de manifiesto que “la miocardiopatía arritmogénica y la hipertrofia ventricular izquierda grave fueron las causas más comunes de muerte relacionada con el deporte en personas menores de 30. Más del 30% de las muertes súbitas en deportistas de esta franja de edad son de origen indeterminado.” El estudio concluye que “los reconocimientos médicos realizados habitualmente a los deportistas pueden ser insuficientes para el diagnóstico de procesos patológicos que pueden causar una muerte súbita. Merecen especial atención las personas que practican ciclismo de forma no profesional”.
Existe una medida de tratamiento eficaz: la desfibrilación. “Consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada con un dispositivo que se conoce como desfibrilador. Básicamente, lo que hace este dispositivo es descargar la actividad eléctrica de todas las células del corazón a la vez. Lo habitual es que al reiniciar 'desde cero' la actividad del corazón, este recupere su ritmo habitual normal”, añade la doctora. El papel de los protocolos de RCP (reanimación cardiopulmonar) y la instauración de desfibriladores en centros deportivos es primordial. “Logra disminuir la incidencia de muerte súbita de forma significativa, dado que cuanto antes se realiza la desfibrilación, más posibilidades tiene el sujeto de sobrevivir”, subraya Manonelles.
“Resetear" el corazón
La pregunta es: ¿hasta qué punto una prueba de esfuerzo podría prevenir la muerte súbita? “El reconocimiento médico previo a la práctica deportiva es fundamental y debe incluir el electrocadiograma de reposo (además de estudiar los antecedentes patológicos personales y familiares y de explorarlo clínicamente). La prueba de esfuerzo se recomienda, al menos, en los mayores de 35 años. Cuando hay indicadores es necesaria la realización de un eco-Doppler cardiaco”, subraya Manonelles. “El ecocardiograma permite observar una imagen en movimiento del corazón y aporta información sobre la forma, tamaño, función, fuerza del corazón, movimiento y grosor de sus paredes y el funcionamiento de sus válvulas. Además, puede aportar información de la circulación pulmonar y sus presiones, la porción inicial de la aorta y ver si existe líquido alrededor del corazón (derrame pericárdico). Se trata de una técnica poco costosa e inocua para el paciente que permite detectar miocardiopatías, anomalías del origen de las arterias o afección de las válvulas y de la aorta, es decir, las principales causas por las que se puede llegar a desarrollar la muerte súbita”, añade la doctora Lauwers Nélissen.
En su momento, la Sociedad Española de Medicina del Deporte puso en marcha el Registro Nacional de Muerte Súbita en el Deporte cuyos datos son los únicos publicados en nuestro país. “Intentamos transmitir a la opinión pública todo lo que significa y su prevención. Trabajamos por la implantación obligatoria de reconocimientos médicos para la aptitud deportiva”, admite Manonelles. Recientemente se ha conseguido que la organización de la Quebrantahuesos, una de las cinco cicloturistas más grandes del mundo, que se celebra en el Pirineo aragonés exija reconocimiento médico para participar.
Por su parte, la Fundación Mapre acaba de lanzar la aplicación móvil CPR11, una herramienta gratuita y disponible para iOS y Android, desarrollada por el Centro Médico de Excelencia FIFA Ripoll y de Prado y del Centro FIFA F-MARC (Medical Assessment and Research Center), avalada por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, que ofrece instrucciones sobre cómo realizar las compresiones y ventilaciones con una técnica correcta, el manejo del desfibrilador externo automático (DEA) y por último y por si fuera necesario, cómo realizar el traslado del jugador.
Aun así, queda mucho camino por recorrer, tal y como señala la revisión Sudden cardiac death athletes: a systematic review, publicada en Sports Medicine, Arthroscopy, Rehabilitation, Therapy & Technology, “no se puede identificar con seguridad todas las causas de preferencia de muerte súbita en deportistas” .
“En mi caso pasé todos los controles médicos de forma favorable antes de sufrir aquella parada. Aun así, sigo pensando que la gente cuando empieza a hacer deporte está más preocupada por comprarse el último modelo de zapatillas que por conocer su estado de salud. Si pidiéramos antes de empezar a entrenar una prueba de esfuerzo al médico de cabecera seguro que se reiría. Eso es muy triste”, comenta el exfutbolista Miguel García.




