El Ballet Nacional de España pone en pie el Auditorio Víctor Villegas
“Alento y Zaguán” danza clásica española y flamenco es la última propuesta del ballet dirigido por Antonio Najarro que estuvo acompañado por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia
Murcia
La noche del jueves 7 de abril acogió en el Auditorio y Centro de Congresos Víctor VillegasdeMurciaAliento y Zaguán, último espectáculo del Ballet Nacional de España con el que se rozó el lleno en el coliseo murciano. Y no sólo de público, el Ballet Nacional colmó el enorme espacio escénico del Víctor Villegas de arte, técnica, fuerza y elegancia al baile durante las casi dos horas en las que el respetable disfrutó de una noche que tuvo gusto y sabor para todos los públicos...
Flamenca, con Zaguán, comenzó la primera parte del espectáculo, por siguiriyay toná coregrafiada por Marcos Flores y con el cuerpo de baile delBNE sobre el escenario cruzando miradas y sentimientos, encadenando su danza. ConEncuentro, al abrigo de la voz profunda de Sebastián Cruz, los bailaores Mónica Iglesias y Eduardo Martínez nos llevaron por cantiñas de Córdoba a las que Mercedes Ruiz imprime su carácter alegre y desenfadado en la coreografía.
Guajira y milonga fue la siguiente parada. Con Puerto Caimán y sus escenas cotidianas, los chicos del BNE nos pasearon por otras latitudes y ritmos melosos, ritmos conjugados con la voz del cantaor Jesús Corbacho. Ora melancolía ora compadreo entre sus azarosas idas y venidas por las tablas del Víctor Villegas.
Y no dejamos los cantes de ida y vuelta para irnos con los aires de La Lupi a la Fonda de Carmencita por tangos. Con una Carmencita sobria y potente vestida de hombre y dominando la escena, recordando a los antiguos cafés cantantes y tabernas en las que se fraguó el flamenco y que habitaron y llenaron de vidala Carbonera, la Coquinera,la Malena,la Macarrona, la Cuenca y la Mejorana entre cientos y cientos de mujeres luchadoras que moraron las tierras de Andalucía.
Soleá del mantón, la herencia de Blanca del Rey al BNE, fue enérgicamente plasmada al baile por Esther Jurado quién jugueteó con su gesto dramático y la fuerza de su cuerpo, con la voz jonda de Sebastián Cruz a su vera y el mantón de Manila que hacía volar acariciando las miradas del público murciano.
Aire del recuerdo obra de Blanca del Rey, La Lupi, Mercedes Ruiz y Marco Flores para cerrar esta primera parte del espectáculo con todo el cuerpo de baile del BNE sobre el escenario y con Esther Jurado como solista. Jaleo, movimiento, luz, simetría, color y alegría para dejar un buen sabor de boca en el respetable que seguía con ganas de más arte...
Tras la flamencura de Zaguán llegó la parte clásica al espectáculo delBNE al que se unió la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia bajo la dirección de José Antonio Montaño. Con Alento, el director del Ballet Nacional, Antonio Najarro, nos introdujo en la danza española clásica a través de las seis partes que enarbolaron el espectáculo: Origen, Luz, Ánimas, Acecho, Ser y Alento.
Visualidad y dinamismo llegaron unidas a la música del argentino Fernando Egozcué, música a la que los bailarines fueron entregándose, ritmos que fueron desgranándose paulatinamente a lo largo de la noche: jazz, soul, flamenco o tango argentino que sonaron en el Víctor VIllegas. Con Origen comenzó este Alento, dando rienda suelta a continuación al evocador dúo en la Luz de los bailarines Inmaculada Sánchez y Francisco Velasco meciendo sus cuerpos y flotando entre las olas del mar. Bellísimo momento.
Tras el brillo de la Luz, llegaron las Ánimas en el baile, de gran estética y dinamismo, de las cinco mujeres que ejecutan la pieza. Y de la belleza del baile de las Ánimas a la fuerza del Acecho, de los "chicos malos" y pandilleros en el cuerpo de los bailarines del BNE que una vez más arrollaron en el escenario del Víctor Villegas con sus saltos y escorzos imposibles e impecablemente ejecutados.
Aloña Alonso interpretó el Ser que precedió al Acecho,Ser que llegó del cielo, blanco, etéreo y se hizo corpóreo, plástico y bello en la figura y el baile de Aloña. Ese ser melancólico se convirtió en energía y esperanza de puro verde en los vestidos que volaban al compás de su cuerpo.
Alento para finalizar la noche con el público ya entregado al BNE y disfrutando del juego y movimiento de los bailarines y bailarinas de la compañía. Cuerpos que van y vienen, saltos y escorzos, conjunción y armonía que para finalizar volvieron a mostrar en las tablas del coliseo murciano el arte que destilan...