Conde empezó en Pollença
Mario Conde ha sido detenido de nuevo bajo la acusación de un delito multimillonario, pero vulgar en un pretendido visionario que quería cambiar el mundo. De nuevo, su aventura comenzó en Mallorca en los ochenta. Más concretamente en Pollença, adonde lo había atraído su primera esposa, Lourdes Arroyo.

'La línea roja' de Matías Vallés (12/04/16)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palma de Mallorca
Un Rey español contaba en Mallorca la anécdota del súbdito con pretensiones aristocráticas que le insinúa:
–Majestad querría ser Conde.
Y el monarca replica:
–Toma, y yo también.
Eran los tiempos en que Mario Conde y Juan Carlos de Borbón competían en Puerto Portals por el estrellato mediático, por timonear el barco ma´s grande, por ser el mejor amigo en la isla de los magnates Raul Gardini y Gianni Agnelli respectivamente.
Mario Conde ha sido detenido de nuevo bajo la acusación de un delito multimillonario, pero vulgar en un pretendido visionario que quería cambiar el mundo. De nuevo, su aventura comenzó en Mallorca en los ochenta. Más concretamente en Pollença, adonde lo había atraído su primera esposa, Lourdes Arroyo.
El sobresaliente abogado del Estado transplantado a la empresa veraneaba en la finca después blindada de Ca na Poleta, de titularidad siempre borrosa y decomisada finalmente por la Audiencia Nacional para sufragar las deudas del banquero.
En las largas sobremesas del Port de Pollença, Mario Conde no solo diseñaba una España ideal, sino también un mundo diferente, junto a su entonces socio Juan Abelló. Se le acusaba de ser masón. Mejor culpar de su evolución a los masones que plantearse si nuestro clima ayuda a transformar a los grandes soñadores en grandes delincuentes financieros.




