La última carbonería de Sevilla
Está en la calle Parras y al frente de ella nos recibe Luis. Es un lugar peculiar sobre el que ahora pesa una amenaza de cierre. Tras ella hay un farragoso proceso administrativo
Sevilla
Los comercios de una ciudad dicen muchos de quienes en ella viven. Si les gusta o no conversar, si mantienen relaciones humanas a lo largo del tiempo, o si este lo devora todo.
REPOR ÚLTIMA CARBONERÍA
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En la calle Parras continua abierta una carbonería. Puede parecer un milagro porque ya, si compramos carbón es para hacer barbacoas, pero aún así, Luis Aguilar la mantiene abierta, aunque eso podría cambiar. Inspecciones, recursos y documentos que se remontan a los años sesenta enmarallan más su futuro que las telarañas de sus ventanas.
Él es la tercera generación de una familia que siempre se dedicó a ese negocio. En la puerta, ya como uso decorativo lleno de macetas, está la bici carro con el repartían el carbón por las calles.
Luis es un tipo amable. De conversación fácil. Trabaja donde antes jugaba de niño. Su madre, sigue yendo porque la carbonería es más que un lugar al que ir a trabajar. Al traspasar la puerta encontrarán los mismos cajones donde su abuelo mostraba el carbón que vendía.
Los clientes entran, charlan, se ponen al día. La conversación forma parte del encanto del comercio tradicional, pero no vayan creer que Luis se quedó en el pasado. La carbonería está en Internet gracias a su web www.carboneriaparras.com
Recuérdenlo la próxima vez que hagan una barbacoa, y aunque no la hagan, la Carbonería de la calle Parras es uno de esos rincones con encanto que aún quedan en Sevilla. Incluidas las telarañas de sus ventanas.
Dejamos a Luis con su ordenador, su carbón, y sus clientes.Tras pasar un rato con él entendemos aquello que nos decía al principio: "El calor de siempre aún existe".