Llegó la hora de las grandes infraestructuras
La Firma de Pedro Caballero
Llegó la hora de las grandes infraestructuras
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Palencia
Parece como si la época de vacas flacas hubiera llegado a su fin en la ciudad de Palencia. Después de unos años de severa contención del gasto y la ausencia total de grandes proyectos urbanísticos, la nueva corporación municipal ha dado un giro de 180 grados a su política de infraestructuras. Y es que como muy bien sabrán, en las últimas semanas se ha anunciado a bombo y platillo la intención de afrontar sendas inversiones millonarias para posibilitar la ampliación del pabellón Marta Domínguez, o la finalización de las obras del Palacio de Congresos y Exposiciones de La Tejera.
Como palentino de “a pie” debo reconocer que me siento entusiasmado con ambas iniciativas. Sin embargo, comparto la preocupación con aquellos de ustedes que se preguntan si es el momento oportuno para practicar tal dispendio económico, cuando los nubarrones de la consabida crisis todavía nos impiden ver el sol con claridad; o también de los que cuestionan el empleo del paupérrimo erario público en gastos que pudieran resultar superfluos, como la convocatoria de un nuevo concurso para la redacción del proyecto de ejecución y dirección de las obras de la Tejera.
Durante mi pasada etapa de gestión al frente de la Universidad de Valladolid y en plena crisis económica, fui partícipe de una experiencia ejemplar para una cualquier institución pública que se precie. Nuestro Equipo de Gobierno heredó el compromio de ejecutar el edificio LUCÍA, la Lanzadera Universitaria de Centros de Investigación Aplicada. Con un presupuesto inicial de 10 millones de euros y una cofinanciación proveniente de fondos FEDER, el edificio resultaba un caramelo envenenado: se encontraba asociado a un proyecto cuyo coste estaba valorado en una cantidad cercana a 1 millón de euros, ¡nada más y nada menos que el 10 por ciento del presupuesto de ejecución global!
Tras una adecuada gestión por parte de los responsables de la Institución Universitaria, el diseño arquitectónico y la dirección de obra fue relizada por el equipo de la Unidad Técnica de la Universidad de Valladolid. El resultado fue óptimo: un edificio sostenible, galardonado con cinco premios internacionales y diversas certificaciones que le avalan como la edificación más sostenible de Europa, de todo el Hemisferio Norte y la segunda de todo el mundo. Y todo ello con un coste final de 8 millones de euros, un 20 por ciento inferior al inicialmente presupuestado.
Los proyectos que está a punto de emprender el Ayuntamiento de Palencia seguramente no cuenten con las premisas establecidas en su día por la Universidad de Valladolid en su edificio LUCÍA, ni en el ámbito de la sostenibilidad ambiental ni desde la perspectiva de la optimización de los recursos económicos. Sin embargo, creo que aún estamos a tiempo para tomar decisiones al respecto. La implicación de los Técnicos Municipales en la concepción del proyecto y la dirección de la obra, o la adopción de distintas soluciones constructivas con criterios de máxima eficiencia energética, permitirá sin duda un significativo ahorro de recursos públicos; estos recursos bien pueden emplearse en la creación de empleo, o en la satisfacción de las necesidades más acuciantes de la población palentina.