La famosa mentira

Alcázar de San Juan

Creo que el artista es el mayor comunicador social de su tiempo, lo difícil es encontrar el equilibrio para contar una realidad hoy, cuando la humanidad se nutre de reflexiones televisivas ya hechas, donde el arte y la opinión pública se entrelazan en la actualidad marcando el paso al son de las tecnologías sin disfrutar ni tan siquiera de la música. Sutilmente nos marcan las formas y maneras de expresión o decir, las pautas para percibir, y en definitiva se muestra una realidad que no es la nuestra sino la suya

Con la informática, la búsqueda incesante de ver, es sinónimo de seguimientos compartidos generando un torrente de propuestas que son devoradas continuamente por la ansiedad de mirar. Hay una cita de Walter Scott que resume este proceso en pocas palabras: El arte es ”yo”, la ciencia es ”nosotros”.

Por todos es conocido el uso de estos sistemas para manipular algo ya hecho, con lo que la creatividad queda bastante en entredicho y el camuflaje también. La verdad es que la mayor dificultad del artista actual consiste en ser uno mismo.

Si somos sinceros debemos reconocer que “crear” implica riesgos, temor a equivocarse, miedo… y que cuando sentimos esa sensación es muy difícil no buscar la solución en quienes terminaron fabulosamente bien su tarea. Todo lo que nos impacta a través de los sentidos queda en nuestros registros, en el arte esto supone mucho más, deja una gran impresión donde se olvida lo fundamental: aunque la huella ya esté en la arena no sirve para cualquier zapato.

La creación es un acto de humildad y valentía, George Patton decía: “Valiente es aquel que no toma nota de su miedo”. Si esto se consigue las dudas desaparecen, el trazo sale firme y el color brota sin esfuerzo…

No hay ningún comienzo sin las metáforas que iluminen las más famosas mentiras de su existencia, y el nacimiento de una obra de arte no podía ser menos que la madre de todas ellas.

Arsenia Tenorio