Valls de Gallinera y Alcalà, un mosaico de colores naturales en la Marina

Valencia

En el interior norte de la provincia de Alicante nos acercamos a dos hermosos valles de la Marina que en esta época pueden tener un añadido a la belleza de sus paisajes con la floración de algunos árboles de cultivos de secano.

Por ANTONIO MARTÍN

Es un recorrido tranquilo por unas tierras en las que se puede adivinar el legado morisco y la antigua tradición humana de moldear el escarpado terreno. Así, en estos valles se suceden cultivos de regadío y de secano, riberas de ríos y barrancos o laderas pronunciadas con ancestrales abancalamientos.

Al acercarse a estos valls de la Marina, desde la autovía A-7, desde Valencia o Alicante, desviándose a la altura de Muro de Alcoy/Cocentaina por la CV-700, el visitante puede encontrar poblaciones con encanto morisco como Benillup, en las estribaciones de la imponente sierra de la Almudaina, el propio pueblo de Almudaina con su torre de época almohade declarada Bien de Interés Cultural, la pedanía de Benalfaquí perfectamente integrada con el entorno rural o Planes y su pintoresco casco antiguo. Se llega luego desde el barranco de la Encantada al collado de Benisili, puerta de entrada a la Vall de Gallinera, con el castillo de Alcalà o de Benisili (declarado Bien de Interés Cultural).

Es un valle morisco con ocho poblaciones sencillas y tranquilas que constituyen un sólo municipio (Benirrama, Benialí, Benitaia, Benisiva, la Carroja, Alpatró, Llombai y Benisili). Son pequeños pueblos encantadores integrados en un atractivo paisaje rural, y cercanos a fuentes y manantiales, con una orientación cálida en invierno y fresca en verano y una arquitectura popular de casas con muros de piedra, barro y madera. El río Gallinera riega este valle donde crecen cerezos, almendros y olivos, ofreciendo una increíble variedad cromática en distintas épocas del año.

A través de la serra Foradada, se llega a la Vall d'Alcalà, con el poblado íbero de Xarpolar y la emblemática Peña Foradada en la que se produce un curioso fenómeno astronómico en relación con el sol (4 de octubre y 9 de marzo). De las siete poblaciones que formaban la Vall, hoy sólo quedan dos (Alcalà de la Jovada o Vall d'Alcalà y Benaia). El corazón morisco de estas tierras aún late con fuerza, por ejemplo, en el antiguo poblado de L'Atzubieta, el mejor conservado de la zona. En la población de la Vall d'Alcalà, la fuente de la plaza mayor muestra como caño la cara del caudillo árabe Al-Azraq, que tuvo su feudo en estas tierra, durante la rebelión morisca del siglo XIII.

Gastronomía

En cuanto a la gastronomía de la zona, enmarcada dentro de la exquisita de la comarca de la Marina, en la Vall de Gallinera se pueden probar entrantes como los mintxos y platos suculentos como arroces caldosos con conejo y verduras, y con alubias, cardos y nabos, y el puchero. En la Vall d’Alcalà destacan entrantes como el espencat y platos como el arroz al horno o el blat picat. Entre los postres caseros conocidos en la comarca se encuentran les ronyoses (dulces de almendra) buñuelos de calabaza y los pastissets d'ametla.