Carreteras mortales en verano
Por su propia definición, los accidentes son inevitables. Sin embargo, la multiplicación de coches con matrículas extranjeras es un lujo que Balears no se puede permitir, y que también se da en la colisión mortal de un descapotable de alta gama con una moto de gran cilindrada.
'La línea roja' de Matías Vallés (19/04/16)
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Palma de Mallorca
En el precio que pagan los ciudadanos no hoteleros por el excelente negocio de los empresarios turísticos, no suele contemplarse la conversión de las carreteras de Balears en trampas mortales.
En verano, el asfalto se puebla de conductores que desconocen absolutamente el suelo que pisan sus automóviles. A la ignorancia se suma la despreocupación aneja a las vacaciones.
Es probable que ambos factores, falta de conocimiento y fiesta, coincidieran en la carnicería registrada el sábado en una de las vías más peligrosas de Mallorca, la carretera Palma-Andratx. Tres muertos y dos heridos críticos, cuatro de los cinco por debajo de los 24 años de edad.
El accidente se produjo en el tramo de las carreteras mallorquinas que más invita a conseguir la felicidad por la velocidad, con su pendiente euforizante. Sin embargo, no hay un solo metro de la red viaria fuera de peligro.
Por su propia definición, los accidentes son inevitables. Sin embargo, la multiplicación de coches con matrículas extranjeras es un lujo que Balears no se puede permitir, y que también se da en la colisión mortal de un descapotable de alta gama con una moto de gran cilindrada.
Por otra parte, hasta un robot puede distinguir hoy a un coche que zigzaguea salvajemente o que se salta hasta el suicidio la velocidad máxima. Ya que no se consigue reducirla a los 90 kilómetros por hora racionales, recordemos a los nativos el plus de cautela a que obliga el milagro turístico de Balears. O de Panamá.
