Cuánto hemos de asustarnos
El miedo es libre, pero vale más que se preocupe si su hijo empieza a fumar. Y cuando notamos la hipersensibilidad que nos crea la detención de Son Gotleu, hemos de imaginar la onda expansiva que alcanza a los turistas que pagan por viajar voluntariamente a la isla.

'La línea roja' de Matías Vallés (21/04/16)
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Palma de Mallorca
Entiendo su nerviosismo, Mallorca ha sufrido un atentado yihadista virtual. La aparatosa detención de un marroquí en Son Gotleu refuerza nuestra conexión histórica con el terrorismo islámico.
El cacareo excesivo sobre los beneficios para nuestro turismo de la inseguridad en otras plazas ha contribuido a convertirnos en diana de Isis, que nadie sabe muy bien qué es.
Dejemos la teoría, porque la pregunta clave es cuánto debemos asustarnos. El periodismo tiene la obligación de crear los miedos necesarios, pero también de rebajar los exagerados.
A raíz de la operación contra Isis, muchas personas han caído en que llevan días sin ver a los menores a su cargo, encerrados en su habitación sin despegar los ojos del ordenador.
No temen que se los jóvenes se enreden en páginas pornográficas, las reinas de la red, sino que estén consultando webs ligadas al terrorismo islámico.
El miedo es libre, pero vale más que se preocupe si su hijo empieza a fumar. Y cuando notamos la hipersensibilidad que nos crea la detención de Son Gotleu, hemos de imaginar la onda expansiva que alcanza a los turistas que pagan por viajar voluntariamente a la isla.
El peligro de un atentado existe aunque nos hayamos empeñado en negarlo, pero todavía es más peligroso contribuir desde la histeria al 'efecto llamada'.




