Colorín colorado

Valencia

Los partidos ante Villarreal, Real Madrid y Real Sociedad, que en cualquier otro momento habrían sido tremendamente atractivos, ahora dejan de tener cualquier tipo de interés. Remontar ocho puntos quedando nueve por disputarse es una quimera. Habría que ganarlo todo y que el Sevilla lo perdiera todo; o como mucho, que sumara sólo un empate. Vamos, que se acabó la temporada.

No me ha gustado nada el Valencia. Ha merecido perder con claridad en Getafe. Su partido ofensivo se resume en los dos goles y se acabó. Nada más. Y su balance defensivo se resume en que Diego Alves ha vuelto a sacar varios balones de gol, porque Siqueira y Cancelo son muy buenos corriendo para arriba, pero muy débiles tapando por detrás; y porque Abdennour volvió a ser el Abdennour de los primeros meses de temporada, o sea, un desastre.

Es bastante evidente que el equipo ha mejorado con Pako Ayestarán. También es bastante evidente que no era nada difícil. Era simplemente que el equipo pasara a ser entrenado por un entrenador de fútbol y no por un comentarista de televisión. Pako ha hecho cosas normales que antes no se hacían. Creo incluso que es mejor entrenador que lo que lo era Nuno, pero tampoco como para echar cohetes. Sigo pensando que este equipo, que este club, necesita y se merece un técnico con un currículum y una experiencia mayor que la de Pako; un entrenador con una hoja de servicio en la que ya haya escritos varios méritos.

Y además, alguien debería decirle que todavía no es nadie en el fútbol de élite. Se cree que es Mick Jagger (así lo vino a decir en la rueda de prensa previa al partido) cuando acaba de salir de la academia de Operación Triunfo. Y precisamente en ese programa había especie de Don Cicuta que se llamaba Risto Mejide, que era el encargado de decirles las verdades del barquero a los que se creían más de lo que eran. Y eso es lo que alguien de su círculo de confianza debería hacer con Pako Ayestarán. Igual termina siendo un gran entrenador en el futuro, pero el problema es que él se cree que ya lo es, y le queda mucho, pero mucho, para serlo.