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¿Cómo ayuda el ejercicio a combatir la depresión?

La actividad física moderada podría aumentar la autoestima y los niveles de neurotransmisores cerebrales implicados en esta enfermedad

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Valencia

El ejercicio tiene un gran potencial en el tratamiento de la depresión. No existe un consenso respecto a cuál es el tipo más adecuado o la intensidad, pero mejora a todos los niveles: aumenta los niveles de endorfinas, mejora la autoestima, la planificación, ayuda a centrarse, mejora el humor, el contacto social… Todos estos elementos pueden favorecer la salida de la depresión e impedir que una persona caiga en ella”, admite Elisa Gallach, psicóloga Clínica del Hospital la Fe. Algo que ya confirma el reciente metanálisis Exercise as a treatment for depression: A meta-analysis adjusting for publication bias, en el Journal of psychiatric research, en el que se afirma que “la actividad física tiene un efecto antidepresivo grande y significativo en las personas con depresión… Nuestros datos apoyan firmemente la afirmación de que el ejercicio es un tratamiento basado en la evidencia para la depresión” .

 Según datos recogidos en la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, España es el país europeo con la tasa más alta de síntomas depresivos en población de edad avanzada. Entre el 8% y el 15% de las personas la sufrirán a lo largo de su vida. En la actualidad es una de las tres primeras causas de discapacidad en mundo, pero en 2030, según la Organización Mundial de Salud (OMS) podría convertirse en la primera causa.

 Los trastornos mentales comunes van en ascenso en todo el mundo. Entre 1990 y 2013, el número de personas con depresión o ansiedad ha aumentado en cerca de un 50% (de 416 a 615 millones). Cerca de un 10% de la población mundial está afectada por alguno de ellos. “La depresión y la ansiedad son los trastornos más frecuentes de salud mental. La depresión está muy marcada en la tercera edad y hay un riesgo de que se convierta en la primera causa de discapacidad en los años venideros”, comenta Gallach. “Se trata de un trastorno del ánimo, pierdes el deseo de hacer cosas, estás triste y hay una falta de autoestima. La ansiedad cursa con muchos síntomas físicos (taquicardia, palpitaciones, presión en el pecho, temblores)”, añade.

Una medicina al alcance de todos

 Según la encuesta para el Atlas de Salud Mental de la OMS 2014, los gobiernos gastan por término medio un 3% de sus presupuestos sanitarios en salud mental, cifra que oscila entre menos de un 1% en los países de ingresos bajos y un 5% en los de ingresos altos. Pero más allá de las medicinas que se venden en la farmacia, estos pacientes podrían tener un remedio sencillo a su alcance: el ejercicio.

 Tal y como afirma Depression and Exercise: A Clinical Review and Management Guideline, una revisión publicada por el Asian Journal Sports Medicine: “existe un interés creciente por detectar cómo el ejercicio afecta a los síntomas de depresión. A pesar de que los recientes hallazgos confirman el efecto positivo del ejercicio sobre la depresión, no existe una guía clara en cuanto a asesoramiento sobre ejercicio para los pacientes con esta patología”.

 “Es muy importante acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) que te trate. El ejercicio no va a curarte la enfermedad, pero te puede ayudar. El deporte es un complemento que no va a sustituir a la medicina tradicional. Los estudios dicen que la actividad física aeróbica moderada es la que va mejor para combatir la depresión. Caminar, trotar, ir en bici….”, señala Jorge García, doctor en Alto Rendimiento Deportivo, profesor de la UNIR.

 La adolescencia es un periodo en el que puede haber un repunte de la depresión, especialmente entre las chicas. El estudio Bidirectional association between sedentary behaviour and depressive symptoms in adolescent girls, deja constancia de la relación existente entre el sedentarismo y este tipo de patología.

 Motivación y objetivos reales

Una buena planificación ayuda a la obtención de los resultados. “La incorporación de técnicas de autocontrol pueden aumentar el conocimiento de los beneficios conseguidos por el ejercicio y sirven para reforzar al paciente”, algo que ya señalan estudios como Los beneficios del ejercicio para la depresión clínica.

La motivación y la progresión son claves. Los estudios muestran que la depresión puede ser un factor de riesgo para el incumplimiento de la rutina de actividad física. El abandono en determinadas fases ocurre, para evitarlo es muy importante que la persona seleccione la actividad física que le guste. Lo que se debería conseguir es que la persona haga ejercicio por devoción, no por obligación.“Tampoco deben fijarse falsas expectativas. Depositar sus expectativas en sistemas de entrenamiento o alimentación milagro pueden hacer que, al no conseguir los resultados que desean, se frustren más”, señala García. “Deben empezar con el ejercicio que les guste: Bailar, caminar, salir en bici… Hacerlo de forma progresiva. Lo importante es coger el hábito y, si es posible, hacerlo de forma social o al aire libre, mucho mejor”, subraya Elisa Gallach, desde el Hospital la Fe. En este sentido, el trabajo holístico entre diferentes profesionales podría ayudar a los pacientes. La implementación de programas multidisciplinares (que incluyan psicología, actividad física y medicina) podrían ser de gran utilidad.

 Sara Tabares, Directora de Performa Entrenadores Personales (www.performa.es)

 
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