El pozo sin fondo
El Cádiz pierde cero a dos ante el UCAM que llegó a Carranza siendo líder y salió como campeón, los amarillos sólo suman un punto desde la llegada del nuevo entrenador

Cadena Ser

Cádiz
Otra derrota. Otro pinchazo. Otro golpe a la autoestima del equipo cadista. Otro palo a la ilusión de la grada. El objetivo del partido no era otro que el de mejorar la imagen. Los amarillos no se jugaban nada en la tabla, el equipo visitante sí, quedar campeón. El Cádiz tenía que cambiar la imagen, pero la imagen y los resultados suelen ir de la mano.
Al Cádiz le valía incluso perder, pero haciendo un partido brillante, con fútbol, con ocasiones, con la suerte de espalda y con el control de todos. Y luego la suerte guiñar al rival y perder por culpa de una jugada aislada. Pero tampoco fue así.
Es verdad que la imagen del equipo mejoró con respecto a los últimos partidos, pero esta tan verdad como fácil era mejorarla. Hubo algo más de intensidad, pero este equipo sigue teniendo dolencias, sigue sin encontrar remedios a sus males.
Los amarillos salieron bien plantados, con suplentes que querían demostrar que podían ser titulares y con las líneas bien juntitas, ordenados y sin romperse, sin fisuras, un equipo muy junto e intenso, lo que pedía el entrenador. Pero una vez más se volvió a conceder un córner a un rival que vive de las jugadas a balón parado. Córner sacado por un buen lanzador, una defensa blandita que se despista y un rematador en racha... la ecuación es fácil: gol y desplome del equipo. Otra vez vuelta a empezar. Otra vez pitos en la grada. Otra vez la moral por los suelos.
Pues así llegó el Cádiz al descanso y tras la reanudación cambió el equipo, se enmendó y por momentos llevó el peso y el control del partido, pero de forma ficticia. Los locales estaban mejor plantados y la posesión del Cádiz era banal, no creaba peligro, no generaba ocasiones. Así hasta que en la primera que pudo, el rival sentenció. Entonces la grada se enfadó de nuevo y de la crispación pasó al pitorreo y de los pocos jugadores que se salvaron de la quema Salvi y Álvaro García, que con la intensidad que le pusieron fueron los más peligrosos del equipo.
Así se llegó al final, con el Cádiz viendo cómo el UCAM celebraba en casa ajena un primer puesto, que a principios de temporada se soñaba con que se quedara aquí. Los visitantes llegaron siendo líderes y se marcharon como campeones, mientras que los amarillos siguen con su racha de resultados negativos. Y Álvaro Cervera que no encuentra la tecla.




