Misión posible

A Coruña

Esta semana casi todos los medios de la ciudad (y algunos de fuera) hablan de Zach Monaghan, el hombre de moda en el Leyma Básquet Coruña y en el baloncesto de la LEB Oro. Una y otra vez hacen referencia a su ya popular tatuaje de la Torre de Hércules para ilustrar lo bien que ha encajado en el club y en la ciudad y su compromiso con los mismos. Nos explican también cómo es su estilo de juego y cómo ha dado un paso adelante en estos playoffs por el ascenso multiplicando sus prestaciones hasta convertirse en el referente ofensivo de un equipo naranja que poco a poco se ha ido ganando el apoyo de los coruñeses y el respeto de los rivales.

De este modo, tras sorprender al Club Melilla Baloncesto en el segundo encuentro de la serie que enfrenta a ambos equipos, partido disputado en el Javier Imbroda de la ciudad autónoma en el que el estadounidense se vistió la capa de supermán para liderar a los suyos hasta la victoria, un puñado de simpatizantes del equipo naranja se acercaron al aeropuerto de Alvedro para recibir a sus (super)héroes. Lo que en fútbol no pasaría de ser un episodio anecdótico (a nadie sorprendió que esa misma mañana del lunes muchos aficionados acudieron a esa misma terminal a recibir a los jugadores del Dépor, que habían certificado su permanencia en la primera división del fútbol español tras vencer en Villarreal) referido al Leyma Básquet Coruña es un acontecimiento histórico.

No eran muchos, es cierto. Serían quince o veinte seguidores pero su presencia demuestra que la simiente del baloncesto ha arraigado en la ciudad y que con unos cuidados básicos seguirá creciendo, desarrollándose. Si nos hubieran dicho que sucedería algo así hace un par de meses no habríamos dado crédito.

Y es que no existen las misiones imposibles. Yo no creo en ellas. No me gustan las películas de la saga protagonizada por Tom Cruise. Sus guionistas no vieron jugar a este Leyma Básquet Coruña. Con trabajo duro y confianza cualquier propósito es alcanzable.

Tras una durísima serie contra el Cafés Candelas Breogán que nos llevó a un increíble (por su inesperado desenlace) quinto choque en Riazor, el Leyma afrontó un viaje de más de mil kilómetros sin apenas descanso para enfrentarse al equipo del norte de África, un Melilla que llevaba diez días esperándonos después de deshacerse por la vía rápida de un voluntarioso Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Allí, con la baja de Jesús Castro, los problemas físicos de Sergio Olmos y la lesión que se produjo Ben Stelzer (apenas habían transcurrido seis o siete minutos del primer enfrentamiento), el equipo coruñés plantó cara y compitió de tú a tú contra el equipo de mayor calidad individual de la LEB Oro durante más de treinta minutos, el viernes, y ganó contra pronóstico la tarde del domingo.

Tito Díaz se está imponiendo claramente a Alejandro Alcoba. Hemos podido presenciar (a través de internet) cómo Melilla ha tenido que adaptarse a nuestra propuesta de juego. Les hemos visto obligados a correr, a jugar el baloncesto que nosotros planteamos, el que preferimos. Y ese no es su estilo. No se encuentran cómodos. Sólo la enorme calidad de sus jugadores les ha permitido tener opciones de victoria.

En el segundo encuentro, y aunque siguió sufriendo en labores de rebote defensivo, el Básquet Coruña supo controlar las pérdidas de balón (uno de sus talones de Aquiles), manejó unos sobresalientes porcentajes de acierto de cara al aro, encontró la aportación de jugadores (secundarios) que habían estado muy apagados en el primer enfrentamiento, y el liderazgo de Beqa y la explosión de Monaghan hicieron el resto. Un equipo joven, inexperto, modesto, con pocos años de historia a sus espaldas pero sobre todo entusiasta está presentando su candidatura para el ascenso a liga ACB.

Y en Melilla no encuentran la kryptonita para evitarlo. Como os decía, no me gusta Misión imposible, prefiero las películas de superhéroes.