Vivir un sueño
A Coruña
Cerrad las persianas. Apagad las luces. No hagáis ruido. He vivido un sueño de color naranja y no quiero despertar. Todavía no.
He soñado que esta temporada el equipo de nuestra ciudad jugaba un baloncesto de fantasía, rápido, vertiginoso, que te levanta del asiento.
He soñado que teníamos un equipo joven, novatos que se adaptaban rápido a la ciudad y al grupo, jugadores con calidad para jugar en ligas más potentes que ésta, gente comprometida y que daba la cara, también y sobre todo, en los momentos difíciles.
He soñado que, a pesar de un arranque liguero con siete derrotas en los ocho primeros partidos, los chicos competían de tú a tú ante cualquier rival, que tenían orgullo, ambición y confianza en lo que hacían, que eran fieles a su estilo y que nunca se iban del partido.
He soñado que levantábamos el vuelo y que lográbamos la permanencia con muchas jornadas de antelación, que nos clasificábamos para los playoffs por el ascenso un par de jornadas antes de finalizar la temporada regular, que ganábamos el factor cancha para la primera eliminatoria.
He soñado que varios de nuestros jugadores aparecían entre los mejores de la liga en puntos, rebotes, valoración, y otros apartados estadísticos durante toda la temporada. Algunos incluso conseguían galardones de MVP con facilidad.
He soñado que el marcador de Riazor reflejaba la mítica cifra de los cien puntos en el lugar reservado para el equipo local.
He soñado que, en cuartos de final, eliminábamos a todo un histórico, el Cafés Candelas Breogán, que recibíamos la visita de unos mil quinientos aficionados celestes y que algunos de nosotros, unos doscientos, también nos deplazábamos a Lugo y nos hacíamos notar animando a los nuestros.
He soñado que se llenaba Riazor, que A Coruña respiraba baloncesto. He soñado que veía a gente con bufandas y camisetas naranjas por las calles de la ciudad, que había largas colas en las taquillas y en las puertas de acceso al pabellón, que muchos tenían que esperar más de diez minutos para conseguir una entrada.
He soñado que el equipo merecía muchos minutos de radio, reportajes en diferentes medios, portadas en los periódicos. Que el equipo crecía también en las redes sociales, que daba que hablar. Que muchos coruñeses estábamos pendientes de sus evoluciones no sólo en los partidos de casa, sino que los seguíamos a través de los canales de televisión de internet cuando se desplazaban, deseosos de celebrar una nueva victoria.
He soñado que nos enfrentábamos al poderoso Club Melilla Baloncesto en la serie semifinal, que les metíamos en miedo en el cuerpo, que en el quinto y definitivo encuentro teníamos un triple para enviar el partido a la prórroga.
He soñado y todavía sueño. Dejadme que me quede retozando un poco más entre las sábanas. Cerrad las persianas. Apagad las luces. No hagáis ruido. He vivido un sueño del que no quiero despertar.
