‘La necesidad de adaptación de la prensa’

Algeciras

El director de El País, Antonio Caño, anunciaba hace unas semanas que su periódico se convertirá en un medio esencialmente digital. De este modo continúa la línea iniciada especialmente en Estados Unidos, donde el periódico más emblemático, el New York Times, ya está siendo una de las referencias digitales y también ha asegurado que el futuro de la edición en papel está en duda.

Realmente, estoy de acuerdo con el señor Caño en que el papel cada vez es menos consumido, especialmente entre los más jóvenes, y que cada vez menos personas acuden a los quioscos en busca del periódico diario. Sin embargo, creo que no acierta en la solución. Pero no sólo él, sino también gran parte de la prensa diaria en papel. Parece que las propuestas son a todo o nada, es decir, o en papel a diario, o todo en digital. Sin embargo, me parece una apuesta cobarde que, probablemente, terminará empobreciendo el producto y, mucho peor, haciendo a los lectores el verdadero producto, ya que casi con toda seguridad el modelo girará en torno a la publicidad, que nos satura día tras día, y cada vez más horas de la jornada.

Por supuesto, tampoco nos podemos quedar tal y como estamos. Pero creo que nos estamos dejando llevar por una velocidad que nos sobrepasa. Todo caduca al instante, los medios se apresuran por publicar todo de inmediato y, al cabo de unas horas, a no ser que sea un tema de tendencia, se pasa a otro con rapidez. Esto repercute en que tengamos mucha más información de la que podemos procesar y que estemos mal enterados de las cosas.

De manera que mi proposición para los directores de la prensa diaria española sería la siguiente. Por un lado, publicar un periódico en papel de periodicidad semanal, el día que encaje con su propuesta. Y, al mismo tiempo, una edición digital en la que los contenidos se puedan leer gratis, de manera abierta, con algún tipo de limitación para quienes no sean suscriptores.

Sería trabajar por hacer un buen producto, que de manera equilibrada contenga la actualidad más o menos inmediata en soporte digital y un espacio analítico e interpretativo, donde tengan cabida grandes reportajes y firmas, publicado en papel. Pero, ¿y si llevamos este modelo al ámbito comarcal? Me atrevo a recomendar a los editores locales que se planteen sus propios modelos y lleven a cabo sus apuestas. Las razones son varias. La primera que los tiempos están evolucionando y hace falta adaptarse a ellos, pero no quedándonos de brazos cruzados, sino haciendo propuestas serias que encajen en ellos y, al mismo tiempo, no supongan una degradación del periodismo. Pero también porque la sostenibilidad económica está cuestionada, y sólo puede empeorar debido a la pérdida de los lectores de avanzada edad, que son los más habituados al modelo actual.

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Hablo sólo de prensa porque considero que es el tipo de medio de comunicación que debe adaptarse a esta dinámica de manera prioritaria. Y, también, porque es sabido que los periódicos tienen unas condiciones propias que les permiten realizar labores que la radio o la televisión no pueden atender, al igual que sucede al contrario. Así que, por favor, ofrezcamos a los campogibraltareños un modelo de prensa de calidad, que nos permita estar informados, pero también interpretar y comprender mejor los temas que saltan al plano mediático.