El Mallorca redacta su testamento
Los bermellones entran en descenso a falta de la última jornada tras perder 0-1 ante el Córdoba y con la victoria del Almería y el empate de la Ponferradina.

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Palma de Mallorca
El Mallorca otea el horizonte al filo del acantilado y solo ve oscuridad. Sin hacer nada para evitarlo, se ha situado al borde del precipicio empujado por el Almería y la Ponferradina mientras los cuervos sobrevuelan su cabeza. Se ha dejado ir, como si nada fuera con él, como si no le importase a nadie y su vida no tuviera ningún sentido. Y apenas se limita ya a rezar para que alguien acuda en su ayuda y evite que se arroje al vacío.
La decrepitud del equipo es consecuencia de un largo proceso que nadie ha sabido parar a tiempo pese a los numerosos avisos que recibía en su deambular por la Segunda División. Ni en la función más relevante del año el Real Mallorca fue capaz de cumplir con los mínimos exigibles para parar su deterioro. El equipo perdió el ímpetu mostrado ante el Elche para recuperar su endeblez de todo el año y regaló ante el Córdoba el privilegio de no mirar a los demás para no perderlos de vista en la última jornada. Florin Andoni marcó un gol que apalabra la permanencia para el Córdoba mientras el Mallorca redactaba su testamento. Solo el propio Córdoba y el Girona pueden evitar ahora que se redacte el certificado de defunción.
Ha llegado el momento en el que solo un ángel puede salvar al Real Mallorca. Ortuño quiso aspirar a ser el elegido pero el larguero lo evitó. Ni el alma tendrá tiempo de pasar por el purgatorio si el equipo no es capaz de que alguien le perdone sus pecados. Y ya no depende de él.




