Esta semana leemos 'Alicia en el país de las Maravillas', de Lewis Carroll
Todo un clásico de la literatura infantil y juvenil llevado al cine y a la televisión en diversas ocasiones pero cuya lectura sigue siendo una mezcla de fantasía, absurdo y demencia
Cuenca
Lewis Carroll (era un pseudónimo. Su nombre real era: Charles Lutwidge Dogson) era matemático pero le gustaba contarle cuentos a las hijas del dean de la parroquia de la que él era diácono de la Iglesia Anglicana. Una de esas niñas se llamaba Alice quien una vez contó: "Muchos de los cuentos del Sr. Dodgson nos fueron contados en nuestras excursiones por el río, cerca de Oxford. Me parece que el principio de Alicia nos fue relatado en una tarde de verano en la que el sol era tan ardiente".
La primera frase del libro deice así: "Alicia empezaba ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del río", y un poco más adelante añade: "porque el calor del día la había dejado soñolienta y atontada".
Olga Muñoz, la coordinadora de las bibliotecas municipales del Ayuntamiento de Cuenca nos recomienda esta semana la lectura de 'Alicia en el país de las Maravillas' animada también por el estreno de la película 'Alicia a través del espejo', las aventuras de la continuación de esta historia loca y onírica de Lewis Carroll.
Esta semana leemos 'Alicia en el país de las Maravillas', de Lewis Carroll
14:00
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El comentario de Olga Muñoz
Es considerado por algunos un clásico de la literatura infantil y por otros un libro con múltiples interpretaciones simbólicas que sólo puede apreciar un lector adulto. Es una curiosa mezcla de fantasía, absurdo y creación de un mundo onírico y demencial.
Alicia ve pasar ante ella a un conejo blanco corriendo y atolondrado porque llega tarde. Al perseguirle por el bosque, cae en un agujero (la madriguera) aterrizando en un montón de hojas secas. Entonces comienzan una serie de extrañas aventuras en un mundo del que desconoce las reglas: primero se encuentra en un cuarto sin salida del que intenta salir bebiendo un extraño líquido que la hace diminuta y luego un pastelito que la hace gigantesca. Angustiada, llora y llora hasta el punto de que nada en sus propias lágrimas.
A partir de aquí protagoniza más historias igualmente absurdas y va encontrando personajes a cuál más estrafalario: participa en una carrera loca; recibe los consejos de una Oruga que fuma; participa en una merienda delirante; toma el te con la liebre de marzo; encuentra a personajes que se han convertido en icónicos: el sonriente gato Cheshire que aparece y desaparece, un Sombrerero loco, una baraja humana; juega al croquet con una Reina, e incluso declara en un juicio surrealista.
Evidentemente, es un mundo absurdo –se supone que un sueño- en el que la niña, que se comporta como se espera de ella, una niña educada en un ambiente victoriano, muy educada, está perpleja ante tanto disparate y no entiende las normas que rigen este mundo. Este choque entre la lógica de la niña y el absurdo del mundo que se encuentra se ha interpretado como la dificultad de los niños para adaptarse al mundo adulto y también en determinados capítulos como la búsqueda de la identidad.
Los demás personajes se han visto también como sátiras de personajes prototípicos de la época en Inglaterra: el conejo es el hombre que vive obsesionado con el tiempo; la reina simbolizaría el absolutismo monárquico. También se ha visto en el hecho de que personajes como la oruga y el sombrero loco se obsesionen porque Alicia se comporte de manera racional (cuando ellos no lo son en absoluto) una parodia del mundo adulto y sus contradicciones.
También está presente el tema de la incomunicación, con algunos de los personajes Alicia no consigue un diálogo ni medianamente razonable, algunos le hablan con una total falta de educación o de otros temas que no tienen nada que ver con lo que quería ella.
Pero no olvidemos que Carroll escribió el libro para una niña de 10 años y por ello se basa en lo que divierte a los niños, y teniendo en cuenta que cualquier niño fantasea con la realidad e imagina mundos propios. Es interesante el detalle de que evita las moralejas propias de los cuentos de época, no quiere dar lecciones a los niños sino entretenerlos. Un ejemplo sería uno de los capítulos más celebrados por los lectores de todos los tiempos: el de la fiesta del “no-cumpleaños”.
De todas formas, tiene un trasfondo algo inquietante: la niña se enfrenta a un montón de locos que no consigue comprender y el continuo desconcierto, la falta de asideros a la realidad en determinadas situaciones, provocan algo de inquietud y casi de desolación (como cuando llora de impotencia y casi se ahorga).
Aunque más allá de interpretaciones y simbolismos ha pasado a la historia como un icono del humor absurdo, de la creación de un mundo sin sentido, un sueño (con todos los componentes del sueño: persecuciones, caídas, cambios de escenario, cambios de tamaño….).
Hay una continuación, Alicia a través del espejo (1871) en el que Alicia atraviesa un espejo para entrar en el mundo imaginado de Carroll. Hay una versión de Disney de 1951, y la más reciente es la versión muy personal de Tim Burton.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...