‘Palabras para Julia’
Las palabras que el periodista José Luis Tobalina dedicó a su sobrina recién naciada, Julia.
Firma Paola Tobalina, 'Palabras para Julia'
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Los Barrios
Hace dos días cumplió mi retoño veinte primaveras. Hace veinte años, tal día como hoy, dos de junio pero de 1996 salió publicado un artículo en Europa Sur que llevaba la firma de mi añorado hermano y que dedicaba a mi hija recién nacida. Lo llamó PALABRAS PARA JULIA y decía así:
“Apenas hace dos días que abriste los ojos a la vida para iluminárnosla. Llegas cuando la primavera va tornándose verano y el sol se levanta majestuoso por detrás de Gibraltar haciendo de plata la bahía. En este rincón del sur, tan cerca y tan lejos de todo, acabas de agitar por vez primera tus brazos en busca del pecho que te da el alimento. Cuando abras los ojos en la campiña barreña comenzarás a vivir el huerto, el sol, el agua del río que pasa cerca de tu casa; oirás, por la mañana temprano, el arrullo de los pájaros y, a la caída de la tarde, las estrellas se te ofrecerán como un regalo para que juegues a contarlas y a nombrarlas. Al principio, todo será mágico para ti: la tierra reseca, el perro que ladra en el jardín, la mariposa que parece perdida en el cielo… Conocerás el sabor dulce de las naranjas y seguirás el rápido y nervioso caminar de las lagartijas por la fachada blanca de tu casa; y esos instantes te irán haciendo crecer y comprender.
Luego, más tarde o nunca, conocerás la otra cara de la vida; verás el sufrimiento, el propio, el de los que tienes cerca y el ajeno, aquel que nos cuenta cada día las noticias y quizás no entiendas nada. Entonces rebélate, enséñale tus uñas a enemigo, al despiadado, al torturador, al que dicta su ley arbitrariamente, al que nunca respeta. No le tengas miedo a ninguno.
“La vida es dura, ya verás…” dijo el poeta, pero nosotros seguiremos intentando que lo sea lo menos posible. Y tú también deberás aprender a combatir, pero hazlo desde la dulzura, desde la comprensión, desde el respeto a lo que piensan los demás. Sólo así conseguirás hacer de esta raza humana algo en lo que realmente se pueda creer.
Querida niña, no es cuestión de aconsejarte sino de acompañarte en este camino que precisamente no es de rosas, pero no por ello deja de ser un camino hermoso. Ojalá que con tu propia hermosura consigas hacer de él lo que tantos y tantos deseamos: una amplia avenida de paz y solidaridad en la que tú, Julia, hagas tu propio caminar.
Estas fueron las palabras de un poeta visionario ya que todo lo que escribiste se cumplió, hermano.
