“Hay que seguir informando de Siria, pero ahora mismo no volvería”

Guadalajara

“Estoy bien pero con altibajos, con estrés postraumático”. Así responde el periodista Ángel Sastre a la primera pregunta de la entrevista, ¿cómo se encuentra un mes después de ser liberado del secuestro de 10 meses que sufrió junto a dos compañeros (Antonio Pampliega y José Manuel López) en Siria. “Estoy sufriendo estrés post-traumático. Cuando parece que estás bien, a los pocos días tienes ciertos bajonazos, ansiedad, nerviosismo… Pero dentro de lo que cabe estoy bien física y mentalmente”.

Su vida pasa centra ahora en tratar de volver a la normalidad. Me han robado todo. Estoy comprando un ordenador, una cámara, recuperando el pasaporte y, sobre todo, devolviendo el cariño a mi familia”. Una vuelta a la normalidad que ve interrumpida por las peticiones de entrevistas, algo que lleva con naturalidad. “Hay cosas que no puedo decir por prudencia, pero atiendo a los compañeros como me gustaría que me atendieran a mí. Lo peor es que nadie habla de Siria si no es por nosotros. Y tenemos que tener claro que la noticia no somos nosotros, son los 300.000 muertos, los millones de desplazados y la gente que, mientras hablamos, sigue muriendo allí”.

No sabe cuándo, pero ya está pensando en volver a América Latina, donde ha residido de forma estable durante los últimos años, y no descarta volver pronto a zonas de conflicto. “América Latina es un conflicto permanente, es donde más periodistas mueren. No es un jardín de infancia pero es mi territorio. Ahora voy a Méjico y luego probablemente a Argentina… Y de aquí a unos meses buscaré otro sitio, quizá Haití. Soy un culo inquieto, no para quedarme en una redacción y probablemente no tenga otra opción que volver a hacer lo que me gusta”.

¿Y volvería a Siria? “Ahora mismo no. Hay maneras pero no lo recomiendo, es sumamente peligroso. Hay que seguir informando pero ahora no lo recomiendo a ningún periodista occidental, a nadie. Pero sí que hay otros muchos conflictos que merecen que dediquemos nuestro interés. Y Siria también merece que sigamos informando de una u otra manera, pero no, no volvería ahora mismo”.

En este sentido, lanza un mensaje a los medios españoles. “Los medios tienen que dar un espacio a estos conflictos y tienen que pagar de forma justa a los reporteros que informan desde estos lugares de conflicto. No pido ni un chaleco anti balas ni un seguro de vida, pido dignidad y que se pague y se abra un espacio para estos temas. Cuando ves lo que pasa allí, las barbaridades del régimen, uno tiene que informar. Yo no sé si interesa o no, pero yo voy e informo”.

Dice que su familia no le ha pedido nada ni le ha pasado factura (“venía con el cuello rapado para recibir collejas pero no lo han hecho, no me están pidiendo nada”) y reconoce que en estas semanas se ha reconciliado con Guadalajara. “Viví allí desde los 12 años hasta que me marché a estudiar a Madrid. La ciudad me hartó, me cansé como cualquier persona que tenga ciertas inquietudes, pero ahora me he vuelto a reconciliar con ella. Es una ciudad muy bonita, muy dulce y, sobre todo, tengo a mis mejores amigos allí, así que la disfruto al máximo cada vez que voy”.