Errores en la protección solar de los niños

Fuenlabrada

Con la llegada del calor, el sol se convierte en uno de los riesgos para la salud de toda la población, especialmente de la infantil. Por ello Iván Carabaño, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, ha elaborado un decálogo de errores que cometemos en la protección solar a los niños. Aquí van los fallos más comunes que cometemos:

1) Aplicar el protector inmediatamente antes de la exposición solar.

“Hay que aplicarlo 15 o 30 minutos antes de la exposición, por ejemplo, en el trayecto a la playa o la piscina, los pequeños se pueden quemar”, apunta.

2) No renovar el protector. Hay que hacerlo cada 2-3 horas, aunque el niño proteste.

3) No aplicar el protector si el día está nublado.

“Hay que hacerlo también, en especial en la playa o en la nieve”, señala Carabaño.

4) No aplicar el protector en párpados, empeines y orejas.

5) Tomar el sol entre las 11:00-16:00 horas.

“Esas son las horas de máxima exposición solar peligrosa, por la orientación de los rayos del sol”, recuerda.

6) Creer que, porque el niño ya es mayor, no se va a quemar.

“Ojo, también los niños de más de 9 años, que son los que más protestan a la hora de aplicarse crema, se queman. De hecho, en esa edad el porcentaje aumenta”, confiesa.

7) Aplicar filtro solar por debajo de los 6 meses.

“No es recomendable que los bebés se expongan al sol, ni siquiera con protección, y se ha de recurrir a una protección física y siempre en la sombra”.

8) No llevar gafas de sol.

“En especial en la playa o la nieve, los niños han de llevar gafas de sol homologadas”, deja claro Carabaño.

9) No hidratarse.

“Ante la exposición solar, se produce una mayor pérdida de líquidos. Hay que beber líquidos o tomarse alguna pieza de fruta”, aconseja.

10) No predicar con el ejemplo.

“Los hijos de padres que no se aplican protector solar son más reticentes a su uso”, recuerda.

Pero la pregunta inmediata a estos consejos es: ¿Cómo debe ser el fotoprotector infantil ideal?

Aquí el pediatra también lo tiene claro: “debe ser de amplio espectro, que tenga protector frente a UVA y UVB, y preferentemente con filtro físico y no químico”.

Sobre el nivel de protección, debería ser 50 o superior y se recomienda que su aplicación sea visible, en líquido o crema. “De esta manera vemos si se nos quedan áreas sin aplicar, frente al spray”, dice, a la vez que recuerda que debe ser resistente al agua.