La flauta "mágica" de Ian Anderson conquista el Mar de Vigo
Jethro Tull ofrece en Vigo dos horas de concierto en las que repasó lo mejor de su repertorio desde 1968 hasta la actualidad
Vigo
Apenas diez minutos después de las nueve de la noche se apagaban las luces del auditorio Mar de Vigo, prácticamente lleno y empezaban a sonar los acordes de Living in the Past para arrancar los primeros aplausos de un público que estaba ansioso por por hacer un divertido y en ocasiones esperpéntico viaje a través de la música del que está considerado como uno de los mejores grupos de rock de la historia, Jethro Tull.
En ese viaje, grandes éxitos como una versión "reducida" de Thick as a Brick que aún así duró unos nueve minutos (la versión completa dura casi 45) y que hizo las delicias de los amantes del rock progresivo, del que éste es uno de os grandes himnos y un género al que el propio Ian Anderson restó importancia. Un tema en el que Ian Anderson alternaba entre la flauta travesera y el ukelele.
Explicando cada uno de los temas para que la audiencia conociera bien su contexto, ante sus ojos y oídos fueron llegando otros grandes clásicos como Jack in the Green y otros no tan clásicos como la interpretación de una canción instrumental llamada "pastime in good company" escrita en el siglo XVI por el rey de Inglaterra Enrique VIII de quien Anderson dijo "que cortaba las cabezas de sus esposas cuando se aburría".
A continuación, Mother Goose trasladó a la audiencia de vuelta a la Inglaterra de los 1970 en un viaje guiado por la flauta travesera de un Anderson que seguía moviéndose de un lado al otro del escenario retorciéndose para intentar compensar con su flauta travesera la evidente pérdida de voz. Objetivo más que cumplido. Los que se acercaron anoche al Auditorio Mar de Vigo salieron de allí sabiendo que habían presenciado un espectáculo especial, distinto y con una calidad inigualable. Y es que cuando uno viene a ver a Jethro Tull, no viene a ver sólo a un cantante, sino a una banda, un conjunto espectacular de sonidos perfectamente compenetrados que van desde la música clásica hasta el rock más duro, como el solo del joven guitarrista Florian Opahle, que consiguió hacerse un notar y captar la atención del auditorio en más de una ocasión. El resto del grupo lo formaban John O'Hara en el teclado, David Goodier al bajo y Scott Hammond en la batería.
Sin duda, una noche inolvidable a la que los de Ian Anderson pusieron el broche con uno de los temas más conocidos y esperados por la audiencia, Aqualung, con el que consiguieron que buena parte del público se levantase de sus asientos para ovacionarles y despedirles mientras dejaban el escenario con la misma compleja sencillez con la que llegaron.