Somos unos cenizos
Isabel Bonig debería tener un poquito más de calado, de rigor o de poso al hablar de la llegada de Ikea
La Columna de Carlos Arcaya | Somos unos cenizos | 16/06/2016
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Alicante
Somos unos cenizos.
Y aunque le dé la razón en que tenemos mala suerte, me temó que esta mañana me voy a ganar uno de los carnés de mal español que reparte Rajoy.
Somos unos cenizos y también, si quieren, podemos tener una cierta desmemoria selectiva. Creo que es hasta necesario ante la vergüenza que produce la avalancha de asuntos turbios que tenemos que soportar día a día. Ahora bien, lo que no podemos es olvidarnos de todo; convertirnos en amnésicos.
Isabel Bonig debería tener un poquito más de calado, de rigor o de poso al hablar de la llegada de Ikea. Ella fue parte del actual problema, al aceptar la petición de la exalcaldesa Sonia Castedo para que la sospechosa iniciativa de Ortiz se tramitará como una ATE, una figura urbanística creada para plasmar proyectos de especial interés general, nunca un centro comercial. En este caso, se utilizó para blanquear y acelerar la actuación -todavía no sabemos a cambio de qué o por qué aceptó-.
Vale, somos unos cenizos pero nunca unos cenizos amnésicos.