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Zona Press, por Carlos Mirás Avalos

¿Y si nos hubiera pasado a nosotros?

A Coruña

En los últimos días ha habido buenas y malas noticias relacionadas con el mundo del baloncesto y de la LEB Oro. Entre las buenas, una nos toca muy de cerca. Tito Díaz ha renovado como entrenador principal del Leyma Básquet Coruña. El técnico lucense, uno de los principales ejes sobre los que pivota el crecimiento del proyecto herculino, seguirá a los mandos del equipo después de haber hecho caso omiso de los cantos de sirena que llegaban desde su ciudad natal.

Será la cuarta temporada de Tito como entrenador del equipo naranja. En el último curso cumplió de sobra con los objetivos establecidos. El equipo practicó un juego alegre y vistoso que estuvo acompañado por los buenos resultados y, sobre todo en la recta final de la temporada, por el apoyo del público coruñés.

La noticia llega en el momento oportuno, pues ya está en marcha la campaña de abonados. La renovación de Tito Díaz puede servir de impulso para que los indecisos saquen su carné de socio o abonado, ya que ha declarado que el equipo mantendrá la misma filosofía que exhibió en la cancha este curso, que intentará practicar el mismo juego atractivo que le llevó a las semifinales del playoff de la LEB Oro hace cosa de un mes y ha exigido, además, mayor ambición al club.

La continuidad del entrenador gallego puede servir también para convencer a jugadores que terminan contrato para que sigan a sus órdenes (Zyle y Stelzer ya han visto renovada su vinculación con el club) o para que otros nuevos se involucren en un proyecto que en los últimos años ha propiciado el progreso individual de jugadores como Kyle Rowley, Javi Lucas, Beqa Burjanadze, Sergio Olmos o Zach Monaghan, entre otros.

Por desgracia, también ha habido malas noticias. No nos afectan directamente pero sí a nuestro deporte y la competición en la que participamos. Quesos Cerrato Palencia, Club Melilla Baloncesto y Ourense Provincia Termal no han podido hacer frente a los costes del ascenso a liga ACB y competirán un año más en la segunda división del baloncesto español. Los resultados conseguidos en la cancha no sirven para dar el salto de categoría.

La ACB es, de facto, una liga cerrada. En los últimas cuatro temporadas sólo el Morabanc Andorra ha conseguido ser miembro de pleno derecho de la máxima categoría después de ganárselo sobre el parqué.

Frustración, cabreo, decepción, impotencia… estos sentimientos se instalan en las aficiones y en los profesionales de los equipos afectados. ¿Para qué estamos compitiendo? ¿Es ético jugar así con las ilusiones de tanta gente? Preguntemos a la gente de Burgos, de Melilla, de Ourense, de Valladolid, de Granada, de Alicante, de Menorca, de Gijón, de Cantabria… El baloncesto de élite ha desaparecido de plazas míticas en este país, consecuencia ineludible de un sistema de competición y de una estructura injustos y anacrónicos.

Lo decía en este mismo espacio hace unos meses. Cuando el Leyma Básquet Coruña se metía en las eliminatorias por el título y lograba victorias, cuando nos ofrecía la sensación de que era posible batir a cualquier rival, cuando nos maravillaba con su juego, cuando el ascenso deportivo no parecía una quimera, os advertía de la imposibilidad de hacer frente a los costes de la promoción a la liga ACB. Imaginaos, sólo por un momento, que lo hubiésemos conseguido, que el Básquet Coruña hubiera logrado la hazaña, que hubiera eliminado al Melilla y más tarde hubiese batido también al Peñas Huesca…

Tremendo alegría, tremendo varapalo. Estoy seguro de que la directiva se movería, que haría todo lo posible por reunir el dinero, pero sólo dispondría de quince días para conseguirlo. Las condiciones son tan prohibitivas, están tan alejadas de la realidad económica actual, que el esfuerzo sería estéril, infructuoso. ¿Qué pasaría entonces con la gente que se enganchó al Leyma cuando los resultados acompañaron y que dio nueva vida al pabellón de Riazor y al equipo, qué sucedería con estas personas, digo, en el caso de que el club tuviera que renunciar al ascenso? Todo lo avanzado este año se iría, probablemente, al traste.

Por eso pienso que haber caído eliminado en semifinales, lejos de significar una desilusión, ha de ser entendido como una oportunidad. Aunque todos deseamos vencer, la derrota llegó en el momento oportuno. Creo que el club ha estado por encima de las expectativas, que ha practicado un juego espectacular y que ha ganado un buen puñado de aficionados para la causa, lo que es todo un éxito. No pretendamos avanzar demasiado deprisa. Antes de afrontar un ascenso hay que estar preparado para ello: conseguir que el proyecto se asiente y estabilice en LEB Oro, crear la infraestructura (profesional) necesaria, convertirse en un destino cada vez más atractivo para jugadores y técnicos, lograr el apoyo social y económico para seguir creciendo y, llegado el momento, afrontar la posibilidad del ascenso con unas mínimas garantías, ganarse el respeto de rivales,árbitros, etc., seguir mimando la base… La renovación de Tito Díaz es un paso más en esta dirección. Creo que vamos por el camino correcto.

 

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