La reina de la música disco
Donna Summer supo desde niña, por revelación divina, que dominaría las pistas de baile y se convertiría en uno de los iconos de los 70
Alcobendas
La Diva Divina de hoy es Donna Summer, la Reina de la Música Disco, calificativo que se ganó durante la década de los 70 y comienzos de los 80 por sus composiciones, su conquista de la cima de las listas de éxito y los cinco premios Grammy cosechados a lo largo de su carrera. Un cáncer de pulmón se la llevó en 2012, pero su voz nos ha legado canciones que ya forman parte de la banda sonora de nuestras vidas.
Espacio Divas Divinas sobre Donna Summer
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LaDonna Adrin Gaines nació la Nochebuena de 1948 en Boston, aquí se crió junto a sus seis hermanos, su padre carnicero y su madre maestra, quien destacaba que su hija “antes de hablar ya cantaba”. Contaba como anécdota cuando a los 10 años debutó en el coro de su iglesia sustituyendo a un solista, entonces empezó a llorar de una forma tan contagiosa que supo que aquella era una señal “divina” de que se convertiría en una estrella.
Semanas antes de graduarse, en 1967, se trasladó a Nueva York, donde se unió a bandas influenciadas por el Sonido Motowny hasta se presentó a un papel para ‘Hair’ que no consiguió. Sin embargo, cuando este espectáculo salió de gira por Europa fue seleccionada para reemplazar a su protagonista y el éxito le acompañó hasta grabar versiones en alemán del musical.
Después la fama se disparó, no exenta de cierta provocación por parte de la Summer, que en la grabación de ‘Love to love you baby’ pidió grabar todas la luces para incluir atrevidos jadeos y gemidos, que la revista Time cuantificó como 23 orgasmos. Tema que fue censurado en algunas emisoras europeas por su erotismo, mientras que en Estados Unidos se llegó a grabar en una pionera versión extensa de 17 minutos y alcanzó los primeros puestos en los Billboard.
Tanto ‘amor’ en sus canciones hizo que se la bautizara como la “Primera Dama del Amor”, cosa que nunca le gustó, pero consiguó desbancar de las pistas de baile a la mismísima Gloria Gaynor. Fueron sus mejores años: cuando se sucedían los discos, sus papeles en el cine musical y los premios, desde un Óscar gracias a la canción ‘Last Dance’ hasta varios Grammy.
Pero en la cima de su carrera, descendió hasta el infierno de la ansiedad, la depresión y la adicción a los tranquilizantes y otras drogas de farmacia. A inicio de los 80 cambió de discográfica y Quincy Jones se convirtió en su productor, rescantándola para la fama. Así, grabó duos con Liza Minelli o Barbra Streisand; mientras de otros artistas la han versionado como Kilye Minogue, Blondie, Madonna, Beyoncé o Mónica Naranjo.
Respecto a su vida personal, se casó con el actor Helmuth Sommer con quien tuvo una hija. Tras su divorcio se volvió a casar con el músico Bruce Sudano, matrimonio del que nacieron dos hijos más.
Desde 1994 Donna Summer se retiró con su familia para volcarse tanto en la pintura como en la escritura. Admirada por Steven Spielberg o Michael Jackson, la Summer no podía faltar en nuestro olimpo de diosas, siempre con su exhuberante melena suelta y micrófono en mano para hacernos bailar desde el primer compás.