Europa y la política se cuelan en la Ofrenda
"Una Europa más social", pedida por Santalices, y la ausencia del alcalde, lo más destacado de la Ofrenda al Apóstol.
La Ofrenda estuvo muy marcada por la situación en Europa y la intestabilidad política en España. / Archidiócesis de Santiago de Compostela
Santiago de Compostela
El año pasado, recién llegado a la alcaldía de Santiago, Martiño Noriega se negó a ir a la Ofrenda. Una apuesta que no hizo él sólo sino que se contagió al resto de los alcaldes de las Mareas, con una clara intención de llevar a la realidad su ideario de separación del poder civil y religioso. Un episodio que hace 365 días levantaba muchas ampollas y que ayer, sin embargo, se redujo a una simple anécdota.
El alcalde, Martiño Noriega, se pasó por los micrófonos de Radio Galicia un 25 de xullo más, siguiendo la tradición de esta cadena de entrevistar al edil compostelano en el Día de Galicia. Sobre su ausencia, piensa que se ha normalizado la situación, en comparación con el año pasado, en el que "abriramos os teledirarios a nivel estatal. Existe un respeto no que debera ser algo habitual que é diferenciar os espazos de representación civil e da praza pública cos eventos relixiosos".
El que no cree que esta fórmula de separación de espacios sea la adecuada es el arzobispo de Santiago de Compostela, Xulián Barrio, que se refirió a este tema en su intervención, alegando que "reducir la religión al ámbito privado contradice los principios de una sociedad verdaderamente democrática". Cree que existe coacción por parte de grupos sociales y algunos sectores del poder público para que no todo el mundo pueda actuar conforme a su conciencia.
El delegado regio de este año, Miguel Ángel Santalices, presidente del Parlamento de Galicia, vertebró su discurso en torno a la idea de Europa y a la necesidad de que se convierta en un ente más social. Destacó la importancia del Camino de Santiago como puente de unión en un continente marcado por las fracturas y rogó al Apóstol por los colectivos más vulnerables de la sociedad: personas mayores, mujeres maltratadas, jóvenes sin trabajo, enfermos e inmigrantes.
Tanto Santalices como Barrio pidieron por la concordia entre los responsables políticos, haciendo un guiño a los acuerdos y a la necesidad de entendimiento en una época en la que la sociedad, decía el arzobispo, parece vivir en una sala de espera.
