Ly: sangre de Camboya, corazón de León

León

Camboya tendrá el próximo domingo una nueva deportista olímpica. Nary Ly, de 43 años, es una de la seis integrantes de una delegación en la que los federativos multiplican por tres a los deportistas  Pondrá a su país en el mapa de la Maratón, el final del camino a una historia marcada por la superación...y el amor.

El corazón de Ly late con fuerza mientras paladea cada vivencia en la Villa Olímpica. Enseña orgullosa su piso, modesto pero confortable, a traves de cuyas ventanas asoman decenas de edificios donde las banderas identifican a sus huéspedes. A miles de kilómetros, Salva Calvo, el archiganador de prueblas de ultratrail, trata de tenerlo todo controlado: las sensaciones, los horarios, las rutinas...Nada puede fallar, nada va fallar.

El destino les puso en el mismo camino y de manera imprevista. Calvo, a pesar de haberlo descartado en un principio, decidió participar en una prueba de resistencia en Camboya. Ly, recelosa por su poca experiencia en la materia, se dejó guiar por la organización. "Allí encontrarás gente que te puede ayudar para hacer la prueba". Desde entonces Calvo es su "alter ego" y de su mano miró de frente al sueño olímpico que se le resistió en 2012.

La superación es un modo de vida para esta refugiada que en la década de los 70 sufrió en sus carnes la dictadura de los Jemeres Rojos. Separada de su familia, pasó parte de su infancia en Vietnam hasta que fue acogida por una familia francesa. En París creció esperando que el tiempo curara parte de las heridas. En 1998 regresó a su país natal. El tiempo en el exilió formó a una investigadora científica, labor que le valió una beca en un prestigioso Centro de Inmunología de Nueva York.

El reto olímpico obligó a virar sobre la marcha. Calvo y Ly, entrenador y atleta, apostaron fuerte y aparcaron sus tareas cotidianas para apostar decididamente por los Juegos Olímpicos. Siguiendo la estela de otros deportistas, durante tres meses se asentaron en Kenia, en el afamado Centro de Alto Rendimiento de Lornah Kiplagat, una factoría de campeones, una experiencia vital.

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El último paso fue lograr rebajar la barrera de las 3 horas para tener opciones de acudir a Río. Lo consiguió Ly en la Maratón de Valencia en un final agónico cuando el tiempo se echaba encima y el empuje de su inseperable Calvo retumbaba en sus oídos. "Es muy duro y un poco machista; al principio no entendía la psicología femenina", afirma Ly entre risas y con su incipiente castellano desde su retiro olímpico.

Es uno de los objetivos de la prensa internacional, se suceden las entrevistas. Su agenda está repleta, pero Salva la espera en San Andrés del Rabanedo, donde tienen fijada su residencia, para, fechas después de su regreso, afrontar una nueva carrera en Burgos. No hay triunfo sin exigencia, no hay historia de amor sin un final feliz. La meta olímpica espera a Nary Ly, de sangre camboiana y de corazón leonés.