Los juegos de la codicia
Hay grandes coincidencias entre el juego, las finanzas y la política. El denominador común es la ambición y la codicia

Alicante
Hay grandes coincidencias entre el juego, las finanzas y la política. El denominador común es la ambición y la codicia.


Empecemos por dos casos conocidos, el póker y la bolsa. Ambos requieren unos nervios de acero y un profundo conocimiento del riesgo (y una altísima tolerancia hacia él). Ambos fomentan las actitudes faroleras y los ardides destinados a descolocar al oponente. Ambos están regidos por la suerte tanto como por la habilidad -y a menudo la gente confunde estas dos cosas- e impulsados por la codicia. Ambas actividades favorecen a quienes manejan información privilegiada. Ambas tienden a enriquecer a unos pocos a expensas de la mayoría. Ambas pueden hacerte amasar una fortuna en un abrir y cerrar de ojos y dejarte en bancarrota el doble de rápido.
Si ustedes se fijan, amigos oyentes, prácticamente he definido las características de la política: nervios de acero, conocimiento del riesgo, el farol o el engaño como mecanismo de actuación, la habilidad y la suerte para manejarse en los medios, la información privilegiada, las ganancias de unos a costa de los demás y lo cercanos que andan el éxito del fracaso. Y todo ello bajo el hilo conductor de la ambición y de la codicia.
Con lo que está pasando y pasará este año en los juzgados con algunos de los políticos y de los partidos, podremos constatar que, por desgracia, tales afinidades existen. ¿Podremos algún día cambiarlas? Salvador Allende lo intentó y recuerden cómo acabó.




