La agonía del socialismo
Que el PSOE se desliza hacia el abismo ideológico es un hecho que viene ya desde Felipe González y los nuevos socialistas de la época, Alfonso Guerra incluido
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Alicante
Que el PSOE se desliza hacia el abismo ideológico es un hecho que viene ya desde Felipe González y los nuevos socialistas de la época, Alfonso Guerra incluido.
Primero fue la renuncia al marxismo; después la renuncia al No a la OTAN; más tarde, el colocar a Boyer como ministro de Economía, el más neoliberal de los socialistas; más tarde, la reconversión industrial junto con el ejercicio de las privatizaciones y por último con la rendición de Zapatero ante las presiones de Bruselas, de Merkel y de Obama, en vez de dimitir como socialista que era.
El maridaje paulatino de la socialdemocracia europea con las fórmulas neoliberales económicas es un hecho consumado; de ahí la crisis de este partido en toda Europa. Mientras Pedro Sánchez parecía el títere de Susana Díaz, la cosa ha ido bien; cuando ha demostrado que piensa en socialdemócrata, es cuando han empezado los problemas.
Los barones socialistas, la vieja guardia, vamos, está dispuesta a venderse por un plato de lentejas, es decir, por la mejora de la financiación de sus comunidades autónomas. Si para eso se ha de dejar gobernar al partido más corrupto de toda la historia, pues déjese. En eso ayuda el partido de Ciudadanos, que hace más ruido que nueces, pero deja gobernar a los corruptos.
Todo atado y bien atado, y el PSOE no es quien para apaciguar la ambición de los poderosos, la ambición de poder, la ambición de enriquecerse y de controlarlo todo. A cambio nos permiten llevarnos sus migajas a la boca. Algunos políticos se aprovechan de ello, vaya si se aprovechan. A esos les dejan, pero a los socialistas de verdad, no. Faltaría más.
