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Marta Domínguez no merece un pabellón

El comentario de Juan Francisco Rojo

Marta Domínguez no merece un pabellón

Marta Domínguez no merece un pabellón

Palencia

Esta semana Marta Domínguez ha sido noticia porque oposita a la Policía Nacional. No entraré a valorar este aspecto. Algunos de ustedes nos han reprochado en las redes que esto no es noticia. No estoy de acuerdo dada la “peculiar” trayectoria de Marta. Pero lo que hoy quería contarles es que anda renuente el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Palencia, el equipo de Alfonso Polanco, a la hora de cambiar el nombre al pabellón municipal.

Esgrime el argumento de que el procedimiento judicial centrado en la ex atleta y ex senadora del PP no ha finalizado. Sin embargo, la ciudadanía en general tiene la impresión, a través de resoluciones deportivas, de que, desgraciadamente, nuestra ex deportista no jugó limpio y que no merece dar nombre a un pabellón.

No se trata de hacer leña del árbol caído. Pongámonos en el caso de que la mafia de la ACB, forzada por el Tribunal de la Competencia, permite el ascenso del Quesos Cerrato. Pongámonos que salimos en los medios de comunicación nacionales y concluyamos que cuando se cite a nuestro pabellón, saldrá el nombre de una deportista en la picota por dopaje. Ahora que se nos llena la boca de la “Marca Palencia”, Domínguez no contribuye a esa buena imagen.

Pero es que además, Marta, que tanto tiene que agradecer a sus “amigos” del Partido Popular, es una persona desagradecida. Me explico. En una entrevista a un medio, a uno de los que ha querido acudir porque en esto no ha sido valiente, no se ha atrevido a dar la cara en todos, llegó a decir que no la importaba que la retiraran los honores. Que con los honores no se come. Esa es Marta Domínguez. Ahí delató su verdadero carácter egoísta. Una persona que perdió el rumbo enloquecida por una ambición desmedida.

Se olvida de que sus amigos de la Diputación le crearon una plaza a la medida en la que sólo falta especificar que había que ser rubia, con pelo corto y correr con una cinta rosa en la cabeza. Se olvida de que sus amigos del PP la colocaron en el Senado para pernoctar cuatro años con un suculento sueldo. En el senado, al igual que el vividor Enrique Martín, se entregó al “dolce far niente”.

No, decididamente no. El Pabellón Municipal no debe llamarse “Marta Domínguez”. Pero para el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento es más fácil practicar la política del avestruz. Esconder la cabeza cuando un tema es farragoso. Para ello, suele contar con la complicidad del Grupo Municipal de Ciudadanos.

 
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