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Artaleku nunca se rinde

El Bidasoa-Irun logra un empate heróico contra el Puerto Sagunto (28-28) después de una mala primera parte y de llegar a ir perdiendo 10-18 en el minuto 7 de la segunda parte

Lancina dirige un ataque de Bidasoa con siete abajo en el marcado. La remontada aún estaba lejos. / R.R

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Artaleku nunca se rinde. Nunca. El Puerto Sagunto lo ha comprobado en su visita a Irún. Ya lo debería saber, debería ir avisado, porque tiene en sus filas a un ex bidasotarra como Pocholo García Moriñigo. Pero no aleccionó correctamente a sus compañeros. Y sufrieron en sus carnes la reacción de un pabellón mítico, que las ha visto de todos los colores, muy buenas y muy malas, pero que nunca ha abandonado a su Bidasoa. Y no lo iba a dejar caer cuando se ponía con ocho goles abajo en el marcador y necesitaba de su afición. No lo hizo, y entre la casta de los jugadores de Jacobo Cuétara y la presión de la grada de Artaleku, el equipo bidasotarra rescató un punto que vale oro, un empate que bien sabe a victoria, porque se veía más que perdido.

En el minuto 7 de la segunda parte, Bidasoa perdía 10-18. Había que hacer algo. Revolucionar el partido para buscar la heroíca. Lo hizo Cuétara con una decisión que resultó clave: hacer una defensa mixta sobre Ángel Pérez, el central del Puerto Sagunto. Eso fue el principio. A partir de ahí fue llegando todo lo demás. No sin esfuerzo, sufrimiento, polémica y errores tanto en defensa como en ataque. Borragán revivió para hincharse a marcar goles (terminó con 11), Iker Serrano demostró su categoría en el pivote, a pesar de su inactividad y de sus dos goles (el portero rival le tenía cogida la medida), y los extremos comenzaron a hacer daño. Artaleku hizo el resto. Olió sangre y apretó. Vio que al Puerto Sagunto, equipo experimentado pero veterano, le flaqueaban las piernas, y se vino arriba. Cuetara imprimó una velocidad más al partido, y el Sagunto lo acusó. ¿Resultado? 18-12 en la segunda parte. Un parcial demoledor. Un parcial que hace lamentar todavía más la pésima primera parte bidasotarra. Porque se podía ganar a Puerto Sagunto. ¡Vaya que sí! Y esa segunda parte no hace sino confirmar esa evidencia.

Porque la película de esta historia de superación amarilla empezó mucho antes. Con el comienzo del partido. Los primeros quince minutos discurrieron igualados, intercambios de golpes y goles en los llevaba la ventaja el Puerto Sagunto. El guión no era inesperado. Pero entonces los árbitros se inventaron una nueva expulsión, la de Jago Muiña. Y esa decisión, aparentemente sin consecuencias, hizo daño a Bidasoa. Le pesó como una losa. Porque desde ahí hasta el descanso desapareció. Empezó a cometer errores imperdonalbles en ataque, fallar en situación francas de lanzamiento, a precipitarse a la hora de buscar la mejor selección de tiro... y en defensa hacía aguas y daba todo tipo de facilidades. ¡Menos mal que llegó el descanso! 10-16. Parecía todo perdido.

La segunda parte parecía un trámite. Había que jugar 30 minutos, no quedaba más remedio. Cuetara les puso firmes en el vestuario. Pero el arranque de la segunda mitad no pudo ser más desolador. Se esperaba la reacción bidasotarra, y Artaleku se encontró con tres ataque fallados para reducir la desventaja a tres goles. Y Sagunto aprovechó el regalo para irse ocho arriba y con superioridad numérica. Pocos creían entonces en lo que iba a pasar. Pero pasó. Y la película ya la conocen. Una película de garra, fe, confianza y creencia. Creer en lo que haces, y hacerlo bien. Insistir en tus ideas, y que terminen por salir. Los jugadores de Bidasoa creyeron que una desventaja de ocho goles se podía empatar en 17 minutos, y lo hicieron. Poco a poco, gol a gol, jugada a jugada. El Puerto Sagunto se hacía pequeño. Bidasoa se agigantaba.

Cristian Martinez, Nonó, Borragan, Serrano, Lancina, Basaric, Popovic, Aldaba, Kauldi, Cavero, Crowley... se peganan contra el muro rival, y lo derribaban. Una y otra vez. Hasta epatar. A falta de cinco minutos ya había enlaptado. Y todavía podáin ganar. No se pudo. Varios ataques fallidos lo frustraron. Quizá hubiera sido demsaido premio. Como hubiera sido muy injusto no empatar. Porque a falta de 30 segundos, Sagunto atacaba para ponerse dos arriba y finiquitar el partido. La defensa bidasotarra estuvo inmensa, robó la pelota y realizó un último ataque estático para buscar el empate. Lo encontró Borragán, quien sino. Y Artaleku lo celebró como si de una victoria se tratara. Normal, muchos, o todos, lo vieron más que perdido. Pero Artaleku nunca se rinde. Aviso a navegantes... amigos de Asobal.

Roberto Ramajo

Roberto Ramajo

Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...

 
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