El juego de equilibrios de Ximo Puig
Puig quiere erigirse en una especie de tercera vía en mitad de un paisaje político desolador, repleto de escombros, de reproches y de mucha mala baba por parte de unos y de los otros
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Alicante
Nos esperan meses y meses de toneladas de noticias relacionadas con la inestabilidad del PSOE tras el espectáculo del sábado y la caída de Pedro Sánchez.
Hay una melé impresionante de intereses en juego, sobre todo de juegos de poder. Digamos que el socialismo clásico básico, el de toda la vida, se enfrenta al socialismo de nuevo cuño generacional, grosso modo.
En este contexto, me sorprende sobremanera el juego de equilibrios que está haciendo Ximo Puig, que quiere estar en el plato y en las tajadas, en el socialismo clásico básico y en el socialismo del ‘no es no’. Puig quiere erigirse en una especie de tercera vía en mitad de un paisaje político desolador, repleto de escombros, de reproches y de mucha mala baba por parte de unos y de los otros.
En fin, Puig, que tiene las manos manchadas en la caída de Pedro Sánchez, se nos representa hoy como el mayor funambulista del Reino de España, el Big Bang, versos en vinagre, el Rosario de la Aurora. Vaya usted a saber.