Sociedad

Todo el mundo es un poco Bisexual (NO)

Atículo de opinión de L. BlackStones desde el colectivo Iguales pro derechos LGTB

Cadena Ser

Salamanca

«¡Todo el mundo es un poco bisexual!»

«Yo una vez besé a una chica, pero eso no significa que sea bi.»

«¿Pero tú has estado con chicos y con chicas?»

«Yo tenía un amigo que era bi, pero al final se hizo gay del todo.»

«¿Ser bi no es un poco avaricioso? ¡Lo queréis todo!»

«¿Pero qué te gusta más?»

Respiras hondo. Aprietas los dientes. Cuentas hasta diez… y te guardas el cabreo en un puño. Sonríes y ni te molestas en explicarles que no tienen ni idea. Y luego llegas a casa y casi escupes fuego por la boca mientras te tiras de los pelos.

Cualquier persona bisexual fuera del armario entenderá a qué me refiero; este es básicamente nuestro pan de cada día. Incluso a estas alturas de siglo, ser bisexual es como ser un unicornio, en términos de cómo reacciona la gente. Dices que eres bi, y te miran como si fueras una pieza de coleccionista que se acaba de revalorizar de golpe. ¡Se abre un mar de posibilidades! ¡Noches de tríos o sexo grupal, relaciones poliamorosas por doquier, asiento en primera fila para ver sexo lésbico! (Y casi esperan que les hagas tú las palomitas). Bueno, pues vengo a cargarme los sueños de más de uno y desmontar mitos tan grandes que habrían tenido cabida entre las páginas de la Ilíada.

La primera vez que les dices a tus padres/hermanos/tíos/amigos/perro que eres bisexual es como abrir la caja de Pandora, y desde entonces no paran de lloverte las ideas preconcebidas. Ah, todavía recuerdo el día en que le conté a mi madre que me gustaba la que ahora es mi novia: «¡Pero porque te hayas convencido de que te gusta una chica no puedes decidir hacerte lesbiana!»

Y es que mucha gente no considera la bisexualidad como una identidad válida o no sabe ni que existe, así que por norma general entienden que si sales con alguien del sexo opuesto eres hetero y, si empiezas a salir con alguien del mismo sexo, te has vuelto gay. Lo cual no podría estar más lejos de la realidad, ya que la bisexualidad no es mitad una cosa y mitad la otra, ni es una especie de interruptor que te hace pasar de hetero a homosexual con un clic. Y ya de paso, tampoco significa que te gusten sólo hombres y mujeres, sino que sientes atracción por tu género y otros, incluidos aquellos fuera del binarismo de género (transgénero, transexual, género fluido… la lista es larga).

Pero ese fue sólo el primero de muchos malentendidos. Es como jugar a la ruleta de un casino, nunca sabes qué te va a tocar. Está el típico amigo o pariente que te pide que le relates todo tu historial de hazañas romántico-sexuales, supongo que para asegurarse de que cumples los requisitos para expedirte el carnet de bisexual (y creedme, esta conversación se puede volver incómoda en 10 segundos si es tu padre quien pregunta). Pues ¡sorpresa! No hace falta tener experiencia con más de un género para ser bisexual. De hecho, no hace falta tener experiencia con ninguno, del mismo modo que no necesitas salir con alguien del sexo opuesto para saber que eres heterosexual.

Hay quienes pecan de lo contrario y creen que ser bisexual es sinónimo de porn star. Para mencionar una cita célebre, he aquí la reacción que tuvo la madre de mi mejor amigo cuando se enteró de mi orientación: «Pero y entonces qué hace, ¿se tira a todo lo que se mueve?»Sí, señora, y cuando escucho estas cosas me dan ganas de tirarme delante de un autobús.

He tenido que escuchar ese y muchos comentarios similares que cuestionan la lealtad de los bisexuales. Por lo general, suelen asegurar que engañamos a nuestras parejas y que tenemos miedo al compromiso, y tarde o temprano no puedes evitar preguntarte de dónde vienen toda esa estigmatización.

Uno de los mayores responsables y perpetuadores de esta mala prensa generalizada son los medios de comunicación o, mejor dicho, la lamentable imagen que presentan de nosotros (eso, cuando se acuerdan de que existimos). Le propongo al lector, como ejercicio mental, que trate de citar tres personajes bisexuales que aparezcan en alguna obra de ficción (cine, televisión, videojuegos, novelas o hasta radio). Bien, de esos personajes ¿cuántos aparecen representados como promiscuos, adúlteros en serie, personas confusas que están experimentando o hipersexualizadas hasta el ridículo? ¿Y cuántos de ellos son antagonistas? El impacto que tiene esta imagen que se proyecta de nosotros se deja ver en muchos aspectos: las personas bisexuales cobran sueldos inferiores, salen del armario mucho menos y hasta ven más perjudicada su salud mental, lo que se agrava aún más en el caso de las mujeres, quienes tienen mayor riesgo de padecer depresión, ansiedad y trastornos alimenticios, entre otros. Personalmente, cuando descubrí mi orientación me entró un poco el pánico porque al principio no quería ser bisexual. Y sabiendo todo esto, no es de extrañar.

Por otra parte, la comunidad bisexual es una minoría dentro de una minoría, y sufre doble discriminación, tanto por parte de personas homófobas como de la comunidad gay (de hecho, se ha acuñado ya el término bifobia). No se nos considera “lo suficientemente hetero”, pero tampoco “lo suficientemente gay”, lo cual parece dejarnos en una especie de limbo de las orientaciones sexuales. Por poner un ejemplo, más de una vez me he encontrado con personas heterosexuales que no saldrían con alguien bisexual porque “tendría celos de todo el mundo, y luego seguro que me dejan por [inserte otro género]”, y del mismo modo, lesbianas que no quieren salir con mujeres bisexuales porque “al final siempre se vuelven hetero y acaban con un hombre”.

Y ya como colofón, no puede faltar la frase lapidaria de “los bisexuales siempre acaban eligiendo un lado”, a lo cual yo respondo que sí, que hay que ver, esto es indignante. Esos bisexuales, conociendo al amor de su vida y siéndoles fieles a esa persona independientemente de su género. Inaudito.

 

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00