Los amigos de Eduardo

Córdoba

"Duro y hermoso". Así fue el homenaje que los amigos de Eduardo, los amigos de Eduardo Garcia, otorgaron al poeta fallecido el pasado 19 de abril. "Duro y hermoso" reconocía Rafi Valenzuela cuando, al terminar el acto, salió acompañada del grupo que encabezó esta muestra de amistad hacia el poeta hispano-brasileño.

El acto fue "catárquico", decía una Rafi Valenzuela emocionada, porque una perdida tan prematura como la de Eduardo te noquea sin permitirte reaccionar. Por eso, esta cita era más que necesaria. Justa, por lo que la poesía de Eduardo Garcia significa y significará, por su “entrega” a Córdoba y porque también sus amigos necesitaban hablar de Eduardo. Las muertes precipitadas a veces te empujan a evitar la conversación, es un intento de obviar lo ocurrido, por si así el dolor fuera menor. Hablar de él era una buena solución.

Pero es que la poesía de Eduardo Garcia, “que ahora se mirará con lupa”, tiene una importancia destacada como advirtió en el acto el escritor y crítico literario Vicente Luis Mora. "Si hay una palabra que defina la vida y obra de Eduardo es entusiasmo".

En la mesa coloquio sobre su figura y su obra estaban también sentados cinco amigos y escritores: Pablo García Casado, Andrés Neuman, Federico Abad, Jesús Urcelay y Ángel Zapata. Cada uno, desde el análisis de su poética hasta sus vivencias personales, dibujaron a un Eduardo brillante, atrevido, reflexivo y garante del oficio de escribir.

Sus métodos de corrección (coescritura, decían), las anécdotas de las tertulias en Madrid, las sesiones donde García revisaba los textos de sus amigos y viceversa generaban envidia de amistad entre los asistentes.

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Los amigos de Eduardo son muchos, tantos que la Sala Polifemo se quedó pequeña, y no es una frase hecha, sino una certeza. La cautela de la organización para evitar problemas e incomodidades provocó que quedaran fuera de la sala algunos rezagados que llegaron tarde a la cita. Fue un encuentro poético, pero especialmente de amistad. Tras las palabras de bienvenida del poeta Javier Fernández fue Javi Nervio quien interpretó varias canciones en las que había musicado poemas de García, por cierto con una gran capacidad de oficio a la guitarra. La voz de Javi Nervio y especialmente su destreza con la guitarra hicieron cerrar los ojos e imaginar a un Eduardo "que seguro está dándonos a todos un abrazo, él que puede", señaló Nervio.

Ese elogió de la amistad por parte de los presentes fue acompañado por las virtudes de Eduardo como músico y su compañero de batallas Lucas Peinado dejó dos temas, uno de ellos compuesto en aquellos “tristes días de final de abril”.

Javier Lostalé puso su radiofónica voz a los poemas de Eduardo y, aunque todos se empeñaban en destacar su vitalidad los versos de Ausencia golpeaban muy duro.

En el público, llenando asientos y pasillos, estaban otros poetas amigos que, para no hacer excesivamente largo el acto, habían pasado a un segundo plano. También tuvieron la fortuna de disfrutar de su amistad: Antonio Luis Ginés, Joaquin Pérez Azaustre, Pablo García Baena, David Luque, compañero de aventuras de este grupo y ahora nuevo teniente de alcalde de Cultura. También asistieron autoridades como la alcaldesa Isabel Ambrosio.

No cabía un alma en este Teatro Góngora y Luis Medina presentó tres temas inéditos de tres poemas de García. Medina reconocía que había intentado poner música a los poemas de Eduardo desde hacía mucho tiempo sin éxito. Parece como si los poemas hubieran requerido de su lamentable ausencia para encajar con las notas.

Y el público cerró los ojos con la adaptación de Ausencia, porque de eso se trataba: de recordar al amigo, poeta, y de propiciar un encuentro justo, necesario, duro y hermoso para elogiar al amigo/poeta fallecido.