Las fallas infantiles se crearon en Radio Valencia
Ros Belda, el locutor de los niños, por fin será ninot

Marga Ferrer

Aquí una historia que se pliega entre el tiempo y acaba tocándose a través de dos personajes insólitos. Primero el tipo que desde los estudios de la SER azuzó la idea de que Valencia adecentara los sueños de los niños. Acicate con el que conquistar al nuevo público, incluyendo un conejo sacado de la chistera: las fallas infantiles, creación desde los estudios en una calle Juan de Austria portal con portal frente al teatro Apolo.
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Aquel tipo se llamaba Vicente Ros Belda y fue un pionero. Su movimiento estratégico hizo posible que miles y miles de valencianos vibraran desde menudos con las Fallas. Muchas décadas después estamos frente al siguiente protagonista: un artista fallero, Vicente, dispuesto a cerrar un capítulo. El marzo próximo sacará a la calle el ninot de Ros Belda. Arderá en las llamas y uno de aquellos pedazos de historia sin resolver se hilvanará por la vía de la combustión.
Son los 50 y Vicente Ros Belda es Radio Valencia al grito de ‘hola’, ‘hola’, ‘hola’. Se arremolinan los niños, al otro lado, inmersos en el hechizo. El locutor bondadoso, sin tal vez pretenderlo, sin él saberlo, está convirtiéndose en una sincera fábrica de oyentes para el futuro. Su identidad discreta se camufla bajo el sobrenombre del Señor Pérez y su programa se convierte en hito de la ciudad. Se inventa un mundo en miniatura. “¿Cuándo sale el Señor Pérez?”. Eso sí es storytelling. Eso sí es segmentación de contenidos. Eso sí es encontrar un nicho tan potente como para convertirse en una celebridad a pequeña escala.
Ros Belda -unos cuantos años después acabará teniendo su calle cerca de Mestalla junto al prefijo Periodista- lanza desde su franja horaria una idea con impacto. Ha llegado el momento de crear las fallas pequeñas, de que los infantes de la ciudad hagan su fiesta. Como en las revoluciones de cuento, la oportunidad de que los niños tomen el control de las cosas y se gobiernen a solas. Con el impulso de la radio y el Señor Pérez, las Fallas cambiarían… hasta hoy. Aquel programa fue el germen.
En una nave entre huertos en las afueras de Manises, en pleno 2016, un diseñador de joyas virado a artista fallero, recibe entre bocetos y ninots desparramados tal que si acabaran todos de despertar de una larga siesta. Vicente Giménez tiene la virtud prodigiosa de bifurcarse como un río y hacer de un relato un racimo de versiones. “Esa locutora tiene un apellido muy raro, como gallego”, dirá también un poco después. Vicente está pergeñando “la fallita” de la comisión de Valencia Murillo Palomar. Será un homenaje a cómo la radio y el Señor Pérez crearon las infantiles.
¿Y cómo será?
Una parte estará dedicada a la evolución artística, para ver cómo eran las fallas infantiles al principio y cómo fueron cambiando. En el centro, una radio. Y allí también la cabeza de Ros Belda. Y también una parte de crítica, claro, porque parece que nunca deban tenerla
¿Qué cambió la invención de Ros Belda?
Gracias a las infantiles los niños han estado más integrados siempre en la fiesta… Tú vas a pedir un vecino ayuda para la falla y duda, pero se lo pides a la abuela de un fallerito… ¡Y lo que haga falta!
No hay más preguntas, señoría.
Vicente, nacido en la Plaza del Patriarca, tenía en su casa una radio en la cocina, una Telefunken con botones delante. “Yo les digo… ¿dónde te puedes enterar antes que en ningún sitio de las cosas? Pues en la radio. No le gusta que a los periodistas se les note demasiado de qué partido político o de qué equipo de fútbol son. “Yo voy a ver un partido de fútbol y no exteriorizo mis sentimientos”.
Por generación uno escuchaba al otro. En marzo el Señor Pérez volverá a encontrarse con els xiquets a la conquista del fuego. Le imaginaremos recitar el ‘hola’, ‘hola’, ‘hola’ mientras todo arde.

Elena Morales Oliva
Dirige A vivir que son dos días Comunitat Valenciana. Entró en la Cadena SER en 1998. Licenciada en...




