Fos, el espía del muaré
Muchos rótulos y placas de las calles de Valencia no ayudan a contar la ciudad; la vaguedad de sus letreros impide que fluya el discurso histórico de nuestra memoria urbana

Valencia
Muchos, por no decir la mayoría, de los rótulos y placas de las calles de Valencia no ayudan a contar la ciudad. La vaguedad de sus letreros impide que fluya el discurso histórico, por otro lado tan rico y variado, de nuestra memoria urbana. Los nombres de calles y plazas se han preferido siempre cortos y de fácil lectura por encima de cualquier otra consideración, tanto por parte de la Administración como por parte de los vecinos, lo que en muchos casos ha acabado desvirtuando una parte fundamental de la toponimia urbana: el reconocimiento del personaje y por tanto sus obras y los valores que quieren ser transmitidos a la sociedad.
Es por ello que nuestro protagonista de hoy tenía todas las de perder cuando en 1872 el cronista de la ciudad, Vicente Boix, decidió cambiar varios nombres de calles del centro histórico, entre ellas la de Boninfant, y propuso dedicársela al industrial sedero Joaquín Manuel Fos, inmortalizado en el rótulo callejero con un escueto: Calle Fos.
ESPIONAJE INDUSTRIAL EN EL SIGLO XVIII
Ni el breve rótulo ni la recóndita calle del barrio del Carmen con entrada en la plaza homónima hacen justicia a la peculiar e intensa vida de su titular, el popular industrial sedero valenciano Joaquín Manuel Fos (Valencia, 1730-1789).
Fos, de orígenes humildes y casado con la hija de un importante comercial valenciano, protagonizó una de las anécdotas más increíbles y famosas del siglo XVIII en Valencia: fingió su propia muerte para poder viajar como espía industrial por fábricas de seda europeas. Con pasaporte falso, y bajo el nombre de José del Castillo, se introdujo como obrero en importantes fábricas de tejidos en Francia e Italia y se informó de los nuevos adelantos para el perfeccionamiento de la fabricación de muarés, un tipo de tela que forma aguas. Cuatro años después volvió a Valencia y con sus conocimientos contribuyó a un nuevo auge de la industria sedera valenciana y, entre otras cosas, fue nombrado Inspector General de las Fábricas de Seda en Valencia.
También ejerció como Alcalde de Barrio, desde donde impulsó la creación del alumbrado público y de un cuerpo de vigilantes nocturnos conocidos popularmente como “serenos”. Su casa solariega en la calle En Bany, ya desaparecida, fue un referente de la industria sedera valenciana en el barrio de Velluters. Fos perdurará para siempre en los anales de nuestra historia como el de un ilustrado aventurero que no cejó en el empeño de aportar su experiencia y conocimientos en pro del progreso y la armonía social de su Valencia natal.
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