El mercado de las miserias"
LA FIRMA

León
Diezmado el estado del bienestar, los gobiernos han ido dejando en manos de empresas privadas y de la caridad una buena parte del alivio de los daños de la pobreza y del hambre.
Un destacado capo de la mafia italiana confesaba recientemente que obtienen más beneficios con la gestión de los campos de refugiados que con el tráfico de drogas.
El último informe de Cáritas España denuncia el crecimiento del número de familias en situación de pobreza extrema. Léase, familias que carecen de alimentos para las tres comidas diarias que precisamos.
El mercado de las miserias se ha llenado de patronos gestores de toda índole. Entre otros, grupos ultranacionalistas que piden el DNI para conceder o no sus limosnas; o, empresas con el ADN marcado por el ladrillo y la especulación y que ahora chapotean en estas aguas.
Y hay un buen número de organizaciones solidarias que mueven cientos de miles de voluntarios de corazón inmenso y generoso. Como siempre, no todo el monte es orégano.
A ello vamos. El Banco de Alimentos que tiene como objeto la recogida, almacenamiento y distribución de alimentos para hacerlos llegar a los más necesitados, no lo hace así en todas las ocasiones y modos.
En nuestra provincia es constatable que una parte destacada de su banco termina en las despensas de centros religiosos de lo más variado. Algunos de estos centros en manos de la Iglesia Católica tienen claramente un próspero negocio entre las manos que no precisa de la caridad amiga.
Póngale ustedes mismos el adjetivo.




