España en estado puro
El periscopio, con Cándido Barral (15/10/16)
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A Coruña
Cuando el honor no está para bollos lo mejor es esperar que se enfríe. Este año el lío se montó con Colón, con el pobre don Cristóbal nacido no se saba dónde, de padres no se sabe qué y que además nada tuvo que ver con la práctica de la colonoscopia. Algunos catalanes lo quieren echar de Las Ramblas donde lleva 128 años instalado mirando la mar océana. Los de la CUP lo culpan de la salvajada de la conquista en la que Colón nada tuvo que ver, que lo suyo fué sólo un descubrimiento.
Dijo un día Antonio Gala en una conferencia en A Coruña: "incluso me parece bien que Cristóbal Colón hubiese descubierto América, pero, coño, debió habérselo callado". Nos hubiese evitado todas estas cosas: lo del Día de la Raza, tan querida por Franco aunque nunca nos dijo de qué raza se trataba; lo de La Hispanidad, convertida por Fidel Castro en "la gauchada doliente"; de los Desfile de la Victoria, ese error a paso de oca donde siempre desfilaron los vencedores sobre la memoria cadavérica de los vencidos; o ese querer y no poder de ahora, con infantitas vestidas por Nanos que se asustan con las descargas de los fusileros, se admiran con los caballitos de la benemérita caballería o sonríen candorosamente al paso de la cabra legionaria que de gabardina lleva el guión de guerra de Millán Astray, el que dijo hizo el jueves hace 80 años, abajo la inteligencia y viva la muerte, delante de Carmen Polo de Franco, que tuvo que acompañar a don Miguel de Unamuno a su casa, para evitar que la bestia asilvestrada del general le diese al vasco un susto de muerte.
El pobre Colón, que se murió sin un duro y su 12 de octubre de 1492, fue la disculpa que los independentistas catalanes, más pesados ellos que un elefante bajo el brazo, esgrimieron para darnos la murga pidiendo cargarse el festivo, aunque en realidad lo que pretendían era la compensación de otro día en diciembre programando un puente. Claro que luego se montaron el numerito de romper a las puertas del Ayuntamiento de Badalona la orden judicial que ordenaba la festividad del día. Al concejal que salió en la tele rompiendo el papelito habría que meterlo en la cárcel, más por chulo que por desobediente.
El contrapunto al punto fue la procesión de fachas que poblaron El Cascabel al Gato, el Gato al agua, la 13 de la Conferencia Episcopal y todos los pretendidos patriotas de tanque y tamboril, sotanío de relumbrón y Losantos varios justificando la matanza de indios, la rapiña del oro, la crueldad de los clérigos, la lujuria de la soldadesca y el fuego a quemarropa de los arcabuces reales. En resumen, España en estado puro. Ni más ni menos.