¡No le toques ya más, que así es la Rosa!
Manu Sánchez, quien se define como "un andaluz que quiere y admira a su adorada Rosa", sale en defensa de las críticas que está recibiendo la cantante granadina.
¡No le toques ya más , que así es la rosa!
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Sevilla
Operación Triunfo, aquel programa donde ganó una chica de Graná y triunfó uno de Almería. Aquel pelotazo televisivo que abrió la veda del talent show donde el talent lo suele poner Andalucía y el show lo cobran las productoras y discográficas de Madrid y Barcelona, porque ganar, lo que es ganar lo ganan los andaluces, pero triunfar, lo que es triunfar, lo triunfa el que pone el cazo.
Y el que pone el cazo encima dice aquí cómo se habla, cómo se viste, cómo se piensa y hasta cómo se come. Y a mi querida Rosa me la han dejado loca. Ella tan pura, tan natural, tan favorita, tan talento y voz de negra. Ella que llegó tan nuestra y la hicieron tan de España. Ella que llegó perfecta y la quisieron correcta. Ella que llegó sin nada estropeado y se empeñaron en arreglarla. Ella que es genial porque es ella, y a la que intentaron cambiar el acento, el cuerpo y la dicción, y acabaron arruinándole el humor, la autoestima y el sustento. La Gran Rosa de España, la Adele de las Alpujarras, la Anita Baker de Peñuelas a la que una plebe de listos quisieron hacer modelo, sin entender que si eres Rosa, no necesitas más nada, sin comprender que esa voz puede vivir en donde el de la gana. Hasta en Granada. Y es que reconoció el otro día nuestra Donna Summer del Sacramonte, nuestra Tracy Chapman del Generalife, nuestra Aretha Franklin de la Huerta San Vicente, que en realidad ella cuando viene a casa se siente sobre todo la Whitney Houston del Paseo de los Tristes, Triste porque le da por comer y hablar granaíno y Houston porque ella cree que con eso, tiene un problema. Rosa de mis entrañas, ¿quién te ha convencido de eso? Y mira que está perfecto eso de hacer deporte, de sentirte mejor contigo misma y por supuesto comer sano, trabajar la dicción, el vocabulario y la capacidad de expresarse en público sin perder el acento (te lo digo por experiencia), pero me temo que poco o nada tiene eso que ver con estar cerca o lejos de tu Granada.
Me parece que esto es más culpa de esos que te convencieron de que tenías un problema, de esos iluminatis solo más sordos que soberbios que te aconsejaron ser bailarina disco, que te hicieron imagen de productos para perder peso, y que ahora te hacen reconocer que fuera de Granada no haces más que echarla de menos pero que dentro de ella te han hecho sentirte incómoda. No dejes que te roben Granada Rosa, y Granada no dejemos que nos roben a Rosa, que hasta la creí oír cantar pidiendo auxilio por Mari Trini, gritando a los cuatro vientos “Yo no soy esa que tú te imaginas Una señorita tranquila y sencilla Que un día abandonas y siempre perdona Esa niña sí, no Esa no soy yo”.
Rompe esas cadenas genio, sé feliz a un lado y al otro de la Puerta de Elvira, échala de menos fuera pero disfrútala dentro. Habla sin miedo Rosa habla, que son 3.000 años los que salen de tu boca, que como dijo Antonio Gala, Castilla la vieja será Vieja comparada con la Nueva, porque aquí la más antigua, la sabia, la culta, la que lleva más tiempo y mejor hablando no es otra que Andalucía, la nuestra, la tuya, tu Granada, la que abre las vocales de par en par para que en una sola a quepa todo un universo, esa a de boca abierta que es el gesto del forastero cuando desde le Mirador de San Nicolás contempla no solo la Alhambra, si no la Alhambra y Granada, la mora, la cristiana, la judía, la hebrea, la andaluza, la del humor más incisivo vestido de malafollá, aunque pa malafollá la que le entraría a Boabdil cuando la madre le dijo que entregara las llaves que a Granada no iba a volver en la vida. Así que habla Rosa habla, y vuelve, vuelve tú que puedes, vuelve a Granada y ya que estás agusto, no seas tonta y disfruta, come, que ya lo dijo el poeta “no hay nada más hermoso que ponerse ciega en Granada”. Y a todos esos listos próceres del centralismo, talibanes de lo raso, inconscientes destructores de matices y riquezas, ignorantes de lo único, que solo entienden de fórmulas, radicales de la uniformidad que siembran fobia a lo auténtico, que con lo andaluz tienen especial saña y que jamás conseguirán ganar esa guerra contra algo tan grande contra lo nuestro aunque con algunos de nuestros mejores hombres y mujeres hayan ganado alguna batalla, un consejo que no es mío, si no de un andaluz con Nobel: ¡No le toques ya más, que así es la Rosa!
Fdo: Un andaluz que quiere y admira a su adorada Rosa, que aunque le digan de España, es de Graná, y eso sí que es un triunfazo. Porque Granada es tan grande que España se le queda chica.