El deporte debe ser SIEMPRE compañerismo

Palencia

Les cuento, ayer hizo justo tres semanas practicando deporte en la ciudad, más en concreto corriendo a primera hora de la mañana tropecé en una de las muchas losetas sueltas de la ciudad cayéndome de forma estrepitosa dando lo primero con la cara en el asfalto y a continuación, con el resto del cuerpo.

La caída fue de gran aparatosidad, tanto que incluso el conductor de un vehículo que vio la caída se paró para ayudarnos y ofrecerse a llevarnos a casa o al lugar que le dijéramos o urgencias al hospital que es donde finalmente acabamos, al que aprovecho para dar las gracias desde aquí. Hasta ahí una de las muchas caídas que se producen en la ciudad si no fuera por un pequeño detalle, otro corredor, que venía de frente y vio la caída, optó por, en lugar de preguntar o ayudar, cruzar de acera y así no verse obligado a socorrer a otra persona.

Esto me lleva a preguntarme ¿cómo es posible que un deportista no sólo sea incapaz de socorrer a otro en un apuro sino que además, mira para otro lado por si acaso? Si le hubiera ocurrido a él, que iba sólo ¿qué hubiera sentido si se cae y se encuentra con otros deportistas que pasan por su lado mirando a otro lado? ¿Me podría explicar este individuo, por llamarle de alguna manera, que tipo de valores deportivos va a inculcarles a sus hijos?

Siempre he creído que el deporte, además de para hacernos sentir bien, debe servir para transmitir unos valores de compañerismo, de superación y de generosidad. Me vienen a la mente imágenes como las vividas en los pasados Juegos Olímpicos cuando una atleta era arrollada por otra provocándole la caída y cómo ésta, en lugar de enfadarse, la ayudaba a levantarse y a cruzar la meta de la prueba de los 5.000 metros.

Eso es el Deporte con mayúsculas, el que debería imperar en todos los campos y estadios del mundo, y más aún en los deportes populares y no digamos ya en los infantiles. Esa es la gente que todos queremos a nuestro lado en la vida, en cualquier faceta, pero a alguien que mira para otro lado, creo, que no sólo no lo queremos en el deporte sino, que preferimos verle bien lejos de nuestras vidas, gente así no merece la pena.