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De ofensas y ofendidos

El comentario de Ana Mellado

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Palencia

A pesar de la sorpresa y el disgusto inicial al conocer que se había emprendido una recogida de firmas para retirar el trofeo del Cristo del Otero del Festival Terroríficamente Cortos, ahora que han pasado algunos días, estoy feliz al ver la enorme cantidad de apoyos que ha recibido la organización del certamen.

Lo merecen, porque no creo que en ningún momento quienes tuvieron esta idea pensaran en una provocación, simplemente tomaron algo representativo de nuestra ciudad y lo adaptaron a la esencia de su festival. Un guiño a lo nuestro con un punto de originalidad. Así lo entiendo yo y la mayoría de las personas con las que he tenido ocasión de debatir sobre el asunto. Pensar lo contrario me parece francamente retorcido.

No voy a apelar al sentido del humor de nadie porque desgraciadamente el humor está en horas bajas, mientras que la ofensa está instalada en nuestro día a día a niveles jamás vistos.

Por supuesto que todos tenemos derecho a sentirnos ofendidos, todos tenemos sensibilidades distintas. Pero en la última semana he podido leer argumentos tan demagogos como que no se hubieran atrevido a hacer lo mismo con un símbolo del Islam.

En fin, al juego de la demagogia sabemos jugar todos, así que yo les diría que puede que quienes no se sienten ofendidos por el Cristo del Otero convertido en esqueleto de película de terror, si se sientan heridos por manifestaciones u opiniones que algunas religiones (sí, la católica también) vierten públicamente de forma habitual, como calificar de asesina a una mujer que aborta, las constantes declaraciones y actitudes homófobas que ofenden a millones de personas en el mundo o determinadas exhibiciones como la Semana Santa que giran en torno a una muerte violenta y que se presentan ante los ojos de todos en plena calle. Son cosas con las que sabemos vivir en sana y respetuosa convivencia, en palabras del obispado, a pesar de que suponga un gran esfuerzo.

Pero parece que algunos no entienden que el respeto debe ser algo de ida y vuelta no se puede exigir siempre para los mismos. Y puesto que soy de los que piensa que la línea que delimita lo que es respetable y lo que no, es muy difusa, dejémoslo en que en algunos casos debe imponerse la tolerancia.

El texto de la recogida de firmas en contra, dice que no se debería utilizar de este modo la imagen de un símbolo religioso que representa a todos los palentinos... no sé en nombre de quién habla el promotor de la petición, pero en el mío no. Considero el Cristo del Otero una escultura de gran valor artístico y un icono de nuestra ciudad, yo misma lo muestro orgullosa a los que vienen de fuera, pero jamás me he visto representada por ninguna imagen ni símbolo vinculado al catolicismo ni a ninguna otra religión por este motivo en sí, así que ese "todos los palentinos" referido al símbolo religioso, se me antoja más que presuntuoso.

Autorretrato ante la osamenta de un Cristo Crucificado

Autorretrato ante la osamenta de un Cristo Crucificado / Fuente: Ayuntamiento de Palencia

A aquellos que se quejan de que el Cristo haya sido convertido en símbolo de muerte, decirles que esto ya es viejo, como habrán podido ver en los últimos días en redes sociales. Victorio Macho ya lo hizo en dibujos como el “Autorretrato ante la osamenta de un Cristo Crucificado”.

Y qué decir de la utilización de la imagen de nuestro querido Cristo… Destacar especialmente la bonita colección de versiones del artista palentino Abbé Nozal, donde vemos la escultura sosteniendo una botella, un teléfono o con el símbolo de Superman en el lugar del Sagrado Corazón. No entiendo a cuento de qué tanto revuelo. Y si estas personas no quieren sufrir una úlcera, recomendarles que no naveguen demasiado por la Red en busca del Cristo porque podrán verle desde apuntar con dos pistolas en sus manos hasta liándose un cigarro de marihuana

Termino felicitando a la organización que ha creado de la nada un evento original que lleva el nombre de Palencia más allá de nuestras fronteras, que han sabido conjugar algo nuestro con una iniciativa novedosa que dinamiza la ciudad, que trabajan duro para que el festival crezca y mejore año tras año. Ojalá vuestra labor os traiga muchas más satisfacciones que preocupaciones. Seguro que sí. A todos los que hacen posible Terroríficamente Cortos, mi más sincera enhorabuena.

 
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