Las calles de la Región y el País

Valencia
A mediados de los años veinte y hasta principios de los treinta, en el marco de las fiestas de la Región primero, y a petición de grupos valencianistas después, un nutrido grupo de personajes y ciudades de la Región y País Valenciano, términos usados entonces indistintamente, se sumaron al nomenclátor callejero de la Ciudad de Valencia como homenaje a los pueblos que formaban el Reino de Valencia y en aras de un acercamiento entre las provincias hermanas de Castellón, Valencia y Alicante, que desde 1833 mantenían por lo general, una relación distante.
Así, calles como las dedicadas a las ciudades de Castellón y Alicante, y a personajes como Azorín o Gaetà Huguet, tienen (o tuvieron) su calle en la capital valenciana, fruto de aquel regionalismo temperamental que surgió en la Valencia de entre guerras y que culminó con las últimas demandas valencianistas de nuestro nomenclátor durante la II República por parte de instituciones y partidos de corte nacionalista.
“PAS A LA REGIÓ QUE AVANÇA EN MARXA TRIONFAL”
En 1925, y al calor de las fiestas de Mayo, en un principio relacionadas con la Virgen de los Desamparados, pero desde esta fecha convertidas en expresión del valencianismo burgués y temperamental, se consagró, por parte de representantes de las tres provincias valencianas como himno de la Región el himno que el Maestro Serrano había compuesto para la exposición de 1909. A su vez, se decidió dedicarle una calle precisamente al autor del himno, José Serrano, y que en un principio estuvo entre Viveros y la desaparecida Feria Muestrario pero que finalmente fue a rotular la continuación de la calle Burriana, en el barrio de Russafa.
De nuevo en 1926, pero ya bajo el nombre de fiesta de la Región, se realizó un acto de hermanamiento con las dos provincias valencianas y se invitaron a los alcaldes de las cuatro ciudades más importantes en la historia del Reino, dos por provincia, las cuales iban a prestar su nombre a otras tantas calles de nueva apertura sobre lo que fueron terrenos de la compañía de Ferrocarriles del Norte, a espaldas de la estación. Las calles en cuestión fueron las de Alicante, Alcoy, Castellón y Segorbe.
El fervor regional continuó en 1927, cuando en un nuevo acto de fraternidad entre valencianos, también en el mes de mayo y bajo los mismos rituales de años anteriores tuvo lugar la rotulación de dos calles en honor a otras dos ciudades hermanadas con el Cap-i-Casal. Este caso fue el de las villas de Burriana y Dénia, cuyos nombres rotulan una misma vía dividida por la Avenida del Reino de Valencia, en medio de las cuales se situó la calle del Maestro Serrano.
Con la instauración de la República, la fiesta de la Región fue suprimida, pero nuestras calles sufrieron la valencianización del nomenclátor, tanto en nombres como en idioma, más importante de la historia de nuestra toponimia urbana. A las ya renombradas plazas de la Senyera, de la Región Valenciana o de Ausiàs March, se unieron otros guiños a las provincias hermanas de Alicante y Castellón al dedicar sendas calles a ilustres patricios como el escritor de Monóvar José Martínez Ruiz “Azorín” y al escritor castellonense, considerado uno de los padres del valencianismo político, Gaetà Huguet. Este último, republicano de pro, fue desposeído de su calle con la llegada del franquismo, que la rotuló con el nombre de Cantelles.




