Javier Menéndez Flores: “Nadie ha hecho apología de la noche como Joaquín Sabina”
En su último libro, el escritor analiza las letras del cantautor
Madrid
Javier Menéndez Flores se está consolidando como uno de los principales biógrafos e intérpretes de Sabina, el personaje y el hombre. Acaba de publicar No amanece jamás, con la editorial Blume. Es la tercera vez que se aproxima al cantante y compositor, sobre el que ya escribió en Perdonen la tristeza y En carne viva… La primera obra es una biografía y la segunda una conversación con el propio cantautor. Ahora pretende cerrar su "Círculo de Sabina" diseccionando, con brazo de cirujano, la arquitectura de sus canciones, sus letras, los recursos literarios que utiliza y sus principales temas: su forma y su fondo.
A Vivir Madrid | Entrevista a Javier Menéndez Flores
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"No amanece jamás" es una frase de la canción La noche negra, recogida en el álbum de 1984 Ruleta Rusa. De entre todas las frases escritas por Sabina, esta ha sido la elegida por Javier para titular el libro. "Esa canción viene a decir: yo busco y amo la noche eterna”, ha afirmado el escritor. Muchos compositores han hecho de la noche su santuario, pero solo Sabina la ha enaltecido en todos los sentidos, “no solo como lugar de evasión para divertirse, también para trabajar, para escribir”. La noche es el universo en el que se ha movido desde que es un artista reconocido.
Si la noche ha sido su universo temporal, su universo físico más importante ha sido Madrid, la ciudad a la que llegó en 1978, concretamente a la calle Tabernillas, en el barrio de La Latina. Allí vivió durante unos años y compuso algunas de sus grandes canciones, como Pongamos que hablo de Madrid, tal y como nos ha contado Javier. Desde hace treinta años su vida se ha desarrollado en torno a la Plaza de Tirso de Molina, lugar al que dan todos los balcones de su casa actual.
“Joaquín dice lo que él piensa y hace lo que le gusta hacer”, ha apostillado Javier. Porque en Sabina confluyen hombre y personaje. O más bien el personaje es el resultado de un exceso del hombre. Según el escritor, el Joaquín de la vida privada es más discreto, hay cosas que dice Sabina que Joaquín se callaría, pero nunca dice algo que no piense. “Su espíritu es el mismo. Ha conseguido construir su traje haciendo aquello que le gustaba”, ha concluido Javier, “eso es el éxito, lo otro es ruido”.
“Éramos hechos de tiempo”, escribe Javier en la introducción de No amanece jamás. Dice Sabina que la posteridad le importa poco porque cuando ella esté él ya no estará, pero según Javier “cuando tú intentas hacer algo cada vez mejor aspiras a la inmortalidad". Y Joaquín lo ha conseguido”. Sus canciones le sobrevivirán. Por algo uno de sus grandes lemas es “muerte a la muerte”.