Un tiempo al ritmo del Barça

Irun

Era lo lógico. Es lo que tenía que pasar, y pasó. Por mucha ilusión que hubiera puesta en este partido, y en poder ganarlo. Por muchas veces que se soñara con ganar al Barça, a este super Barça, la realidad te pone luego en tu sitio. Y eso es lo que pasó. Quedó en evidencia la enorme diferencia que todavía hoy existe entre ambos equipos. Por mucho que Bidasoa completara una más que digna actuación. Este Barça es estratosférico, con o sin bajas, está por encima de todos. Por algo sumó en Artaleku su victoria número 102 seguida en la Liga Asobal. Pero Bidasoa dio la cara, a pesar del resultado, a pesar de la desventaja, y al menos fue capaz de meter un poco de miedo en el cuerpo a este super equipo. Los bidasotarras completaron una parte, 30 minutos, a ritmo de Barça. Que es como decir, 30 minutos a ritmo de nivel de balonmano de Champions, de primer nivel mundial.

Luego ya tras el descanso las aguas volvieron, desgraciadamente, a su cauce. Y el Barça rompió el partido poco a poco, a base de contragolpes, inesperados, fugaces, mortales de necesidad. Y Bidasoa ya no supo aguantar. La diferencia fue aumentando, hasta hacerse insalvable, hasta entender porqué este Barça es un super Barça, porqué lleva un centenar de partidos seguidos ganando en la competición doméstica. Y los que le quedan. Pero Bidasoa no bajó los brazos. Y eso hay que tenerlo en cuenta. A pesar de las dificultades, muy grandes, siguió compitiendo con dignidad, luchando por cada balón como si el partido estuviera todavía abierto, como si tuviera opciones.

Al final 26-35, menos de diez goles de desventaja. Seamos sinceros, esa es la diferencia a día de hoy entre ambos equipos. Se aspira a rebajarla poco a poco. Y en el caminó se está. En el buen camino. Esta vez en Artaleku se compitió contra el Barça un tiempo. Durante 30 minutos, Bidasoa fue capaz de jugar de tú a tú, de mirarle a la cara y retarle. Y salir bien parado. Incluso cuando se puso tres goles abajo. Tuvo arrestos para empatar. Fue un Bidasoa espectacular, de un nivel sublime, con un acierto goleador notable y una defensa a la altura de las grandes de Europa. Y el Barça lo notaba. No lograba encontrar la manera de romper el partido. Artaleku disfrutaba como en los mejores tiempos, aquellos en los que se ganaba al Barça. Así se llegó al descanso. 13-15. Una renta escasa.

Pero maldito descanso. Porque el Barça se enchufó. Y el Bidasoa se desinfló. Era algo que podía pasar. Es muy difícil que este Bidasoa sea capaz de jugar a ese gran nivel otros 30 minutos. Todavía no. Pero llegará. Porque es para estar muy contento del partido que hizo Bidasoa. De hecho, terminó con otros 13 goles la segunda parte. Lo que pasa es que el Barça despertó. Y Bidasoa lo pagó. Pero los bidasotarras demostraron que quieren volver pelear cara a cara con el Barça. Cuestión de ambición. Esta vez se jugó a su ritmo una parte. La aspiración debe ser 60 minutos. Y llegará. Lo ha demostrado una fría noche de un 16 de noviembre de 2016.